En exposición desde el 28 de diciembre de 2017, la muestra Sorolla Tierra Adentro encaró su recta final con el objetivo de alcanzar 50.000 visitantes durante la Semana Santa.
Fue producida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte junto con la Fundación Museo Sorolla y Fundación Impulsa Castilla-La Mancha y superó ampliamente la meta estimada de visitantes. El proyecto sigue porque hasta el 22 de julio será instalada en Casa Zavala, Cuenca. Recientemente se firmó un convenio de colaboración para que el consistorio conquense ceda el uso de instalaciones y así llevar la exposición con obras de Joaquín Sorolla.
Comisariada por Carmen Pena López, reconocida especialista en la pintura española de paisaje en los siglos XIX y XX, la exposición se centra en el género del paisaje, fundamental en la evolución de la pintura moderna: considerado como “menor” por la Academia hasta el siglo XIX, fue en cambio colocado por el realismo en la vanguardia de la innovación y la experimentación, merced a su uso de la luz y el color.
La pintura de Sorolla se identifica por su trabajo al aire libre y en plena naturaleza. Sin embargo, esos escenarios de luz intensa de las costas de Valencia y Levante que son su referente más conocido no deberían hacernos olvidar que “tierra adentro” realizó numerosos paisajes, que le sitúan en el contexto general de las inquietudes artísticas del realismo final y también de las corrientes intelectuales renovadoras de la Institución Libre de Enseñanza y los regeneracionistas españoles.
Tras la fracasada Revolución del 68 y el desastre colonial, tanto los pensadores como los artistas contemporáneos de Sorolla buscaron una imagen nueva del país, alejada de la representación historicista de las glorias pasadas, y la encontraron en el puro paisaje, tanto en las regiones de la periferia peninsular como en la meseta central y de Castilla; en ésta particularmente se descubrió una estética geológica del suelo -según término de Giner de los Ríos- y un espiritualismo en línea con el gusto decadentista europeo. Para ellos, Castilla sobria, austera y trascendente, sería la imagen más auténtica de la nación española.
Dividida en cuatro ámbitos
La exposición se divide en cuatro ámbitos claramente delimitados: ‘Mitología regionalista y naturaleza. La Valencia de Sorolla’; ‘Sorolla en verde y gris’; ‘La invención de Castilla como emblema nacional’; y ‘La “España blanca’ de Joaquín Sorolla, una versión moderna de la invención romántica”. Además de esto, la muestra incluye en su itinerancia castellano-manchega tres cuadros que se corresponden con tres de los gigantescos bocetos que pintó Sorolla en 1912 para configurar la monumental decoración de la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York. Se trata de ‘Tipos de la Alcarria’, ‘Tipos manchegos’ y ‘Tipos de Lagartera’.
Para la región hay mucho interés por el retrato de paisajes «toledanos», presentes en la sección dedicada a Castilla. Sorolla realizó múltiples viajes y se mostró siempre fascinado por el paisaje, como lo reflejan la Generación del 98 y los institucionistas. El paisaje era un tema casi inédito en la pintura, pero que emocionaba a escritores y artistas de carácter sublime y poética en el vacío.
Durante casi siete meses, estos paisajes “vuelven” a Castilla-La Mancha, concretamente a las dos ciudades de la región que son Patrimonio de la Humanidad, y tanto castellano-manchegos como visitantes tendrán acceso gratuito a su contemplación.