Unai Sordo, secretario general de CCOO, ha hecho un llamamiento al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, instándole a resistir las presiones de lo que denomina «poderes fácticos» que, según él, han rechazado la «normalidad democrática» desde la llegada del PSOE al poder a través de la moción de censura en 2018.
Durante una asamblea de delegados de CCOO en Ciudad Real, Sordo expresó su inquietud por lo que percibe como un «significativo deterioro» de la democracia española. Asegura que esta situación es consecuencia de la negativa de ciertos sectores de la sociedad a reconocer la legitimidad del gobierno de coalición tanto en la actual legislatura como en la anterior.
El líder sindical ha instado a Sánchez a prolongar la legislatura y a mantener firmeza frente a quienes, a su juicio, «no asumen la normalidad democrática». Sordo recordó los sacrificios realizados para establecer un sistema democrático en España y enfatizó la importancia de salvaguardar la dignidad de las instituciones. Hizo una llamada a la acción para evitar que el gobierno caiga ante lo que él describe como una serie de ataques y campañas basadas mayormente en la desinformación.
Haciendo referencia a un incidente en Portugal donde el primer ministro tuvo que dimitir y convocar elecciones por una acusación que después se demostró falsa, Sordo aconsejó precaución al gobierno de Sánchez para no tomar decisiones apresuradas e irreversibles.
Al ser preguntado sobre la respuesta del Partido Popular al anuncio de Pedro Sánchez, el secretario general de CCOO pidió al principal partido de la oposición que bajara «varios decibelios» en su retórica para no cruzar los límites desde la crítica política al acoso, incluso hacia los entornos cercanos a los políticos. Además, Sordo señaló el riesgo de confundir las posturas del PP con las de la extrema derecha, solicitando al partido una reflexión sobre este tema.
Para concluir, Sordo remarcó que las campañas de acoso y desprestigio suelen producirse cuando la derecha pierde el poder. Hizo un llamado a reconsiderar el tono de la discusión política y a focalizarse en los problemas reales de los ciudadanos, los cuales deberían ser la prioridad de las instituciones.
