Socialización, terapias especializadas y rutinas, los tres pilares para frenar el deterioro cognitivo

El deterioro cognitivo es un problema creciente asociado principalmente a la tercera edad, aunque no exclusivo de ella. Se define como alteraciones en el pensamiento, aprendizaje, memoria o toma de decisiones y puede manifestarse desde un estado leve hasta agudo, como en el caso del Alzheimer y otros tipos de demencia. Algunos de los síntomas son la dificultad para realizar tareas, repetir preguntas, perder el lenguaje habitual y desorientarse en entornos conocidos. Por ello, los expertos recomiendan acudir al médico en caso de duda o si alguien del entorno presenta estos síntomas. La pandemia también se ha visto como un factor que puede influir de forma negativa en ambos aspectos, debido al aislamiento y al posible deterioro cognitivo que puede resultar de la COVID-19.

Para prevenir y ralentizar el deterioro cognitivo se recomiendan terapias personalizadas adaptadas a las rutinas de cada persona, que le den seguridad y le ayuden a mantener su autonomía e independencia. En este sentido, los programas terapéuticos que se llevan a cabo en los centros de Neurovida se basan en cuatro pilares: terapia ocupacional, fisioterapia, neuropsicología y logopedia. Además, es importante añadir una dieta adecuada, una buena higiene del sueño, ejercicio físico y la realización de actividades como la lectura, la música o simples pasatiempos que contribuyan a aumentar la reserva cognitiva.

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