La nueva normativa del Real Decreto 487/2022 establece requisitos sanitarios para la prevención y control de la legionelosis. Según la Organización Mundial de la Salud, la legionella se transmite a través de la inhalación de aerosoles contaminados que se generan a través de pulverizaciones, chorros y nebulizaciones de agua contaminada, lo que puede causar desde síntomas similares a la gripe hasta formas más graves de neumonía.
Esta bacteria se encuentra de forma natural en ambientes acuáticos, pero representa un riesgo para la salud en entornos artificiales de agua, como sistemas de distribución de agua potable, torres de refrigeración, fuentes ornamentales o spas. Los hombres y las personas de mayor edad son los más afectados por la legionella.
El nuevo Real Decreto establece requisitos más estrictos para las instalaciones susceptibles de producir aerosoles, como el aumento en el número de puntos de muestreo de agua, requisitos de calidad de agua y la implementación de programas de mantenimiento y control. Asimismo, se requiere la formación del personal implicado en los planes de prevención y control de legionella.
La normativa también incluye la obligatoriedad de establecer un Plan de prevención de legionelosis, en el que se deben realizar diagnósticos iniciales y programas de mantenimiento, revisión y tratamiento. Hay dos opciones para este plan: el PPCL (Plan de prevención y control de legionelosis) y el PSL (Plan Sanitario frente a Legionella).
Las medidas preventivas de las instalaciones involucran el control de la temperatura del agua, la desinfección, la minimización de aerosoles, aplicar medidas para minimizar el riesgo de contagio y asegurarse de la eliminación de la suciedad. Se consideran instalaciones de riesgo todas aquellas que pulvericen agua, como sistemas de agua sanitaria, torres de refrigeración, sistemas de riego, entre otros.
El Ministerio de Sanidad emitió un documento en el que responde a las dudas generadas por esta nueva normativa, abordando cuestiones como requisitos de instalaciones, calidad del agua, planes de control, actuaciones y tratamientos, entre otros.
La nueva normativa proporciona un marco regulatorio más estricto que permite un mayor control de la higiene pública y garantiza la protección de la salud, sin embargo, existen vacíos en cuestiones de formación y planes preventivos que aún deben ser abordados para una implementación efectiva.