El jurado popular, compuesto por seis mujeres y tres hombres, ha declarado unánimemente culpable a N.G.E. en la Audiencia de Toledo por el homicidio de su exmarido J.R.M en noviembre de 2020 en Seseña Viejo. La acusada admitió haber agredido a su exmarido con dos cuchillos en su domicilio, lo cual le provocó heridas mortales.
La unanimidad del jurado no solo se reflejó en el veredicto de culpabilidad sino también en la decisión de no sugerir al Gobierno el indulto de la procesada debido a la gravedad del crimen cometido. Esta decisión aceleró el proceso que tenía previsto concluir el viernes 24, quedando el juicio visto para sentencia luego de la deliberación.
En una reducción significativa de la pena, que inicialmente era de 23 años, el Ministerio Fiscal ajustó su petición a 14 años de prisión tras la confesión de N.G.E. Dicha confesión motivó a la Fiscalía a cambiar la calificación de asesinato con alevosía a homicidio, aplicando la atenuante de reparación del daño. Además, se destacó que la acusada había vendido su vivienda y con el dinero obtenido, 66.000 euros, había compensado a las tres hijas del fallecido.
Consecuentemente, las indemnizaciones que N.G.E. debe abonar también se vieron reducidas. Las tres hijas del fallecido recibirán 21.000 euros cada una en lugar de los 150.000 euros planteados inicialmente, y D.A.P.C., pareja del fallecido al momento del crimen, recibirá 3.619,63 euros.
Durante la apertura del juicio, que tuvo lugar este martes a las 11:30 horas, la acusada admitió que había acudido al dormitorio donde se encontraba su exmarido con su pareja actual y comenzó a agredirles. Incluso tras ser expulsada del cuarto, N.G.E. logró forzar la puerta, armarse con dos cuchillos de la cocina y atacar a su exmarido nuevamente, hecho que resultó fatal para él.
Tras el ataque, la víctima fue inicialmente llevada al Hospital Universitario del Tajo en Aranjuez pero debido a la gravedad de sus heridas, fue trasladado al Hospital Doce de Octubre en Madrid, donde falleció el 2 de diciembre de 2020.
Antes de su confesión, N.G.E. enfrentaba acusaciones mucho más graves, incluido un delito de asesinato con alevosía. La acusación particular solicitaba 20 años de prisión por asesinato y una indemnización de 100.000 euros para cada una de las hijas de la víctima, mientras que la defensa sostenía que se trataba de un delito de lesiones, proponiendo una pena mucho menor y argumentando que no hubo intención de matar.
El caso desencadenó una serie de debates jurídicos, pero finalmente se llegó a la conclusión de que la acusada había cometido un homicidio, cuya sentencia final aún está pendiente.
