Lucha por la inmortalidad: Movimiento en España exige legislación para permitir la criopreservación humana

La criopreservación, una técnica que puede parecer sacada de una novela de ciencia ficción, está cada vez más arraigada en nuestra realidad, abriendo debates éticos y legales en todo el mundo. Esta práctica, que consiste en conservar a muy bajas temperaturas cuerpos o tejidos biológicos con el fin de detener todos los procesos biológicos, incluida la muerte celular, ha logrado un avance significativo en diversos campos médicos, desde la preservación de órganos hasta la fertilización asistida. Ahora, el creciente interés en la criopreservación humana completa plantea la pregunta sobre su futuro legal y ético, especialmente en países como España, donde aún se encuentra en una zona gris.

Con más de 500 personas criopreservadas en el mundo y alrededor de 5,000 en lista de espera, la criopreservación emerge como una opción futurista ante la muerte. Un hecho destacable es que entre estas personas criopreservadas, cinco son españolas, pese a que la práctica no es legal en España. Esto indica el deseo de algunas personas de optar por esta alternativa, incluso si ello implica trasladar a sus seres queridos al extranjero, donde la criopreservación es permitida en países como Estados Unidos, Alemania, Suiza, Holanda y Rusia.

El interés está en aumento, como se refleja en las palabras de José Luis Cordeiro, experto en criopreservación, quien señala que la tecnología se ha aplicado desde hace años en campos como la conservación de células madre y óvulos, y ahora se expande hacia la preservación del cerebro y el cuerpo entero, con costes que varían según el procedimiento y el lugar elegido para la criopreservación. Esta inversión es considerada por algunos como una oportunidad para la reanimación futura, apoyada en algunos casos por seguros de vida específicos.

La situación en España contrasta con la de otros países europeos, destacándose en el debate sobre los derechos humanos y el control sobre el destino del propio cuerpo después de la muerte. Mientras la cremación, ahora ampliamente aceptada, no fue legal en España hasta 1978, la criopreservación enfrenta un camino similar de aceptación legal y social.

Las historias personales de los españoles que han optado por la criopreservación revelan una mezcla de esperanza, amor y el deseo de explorar los límites de la ciencia y la vida misma. Desde Lía Asatiani, la viuda que inició el proceso para su marido en 2016, hasta el reciente caso en Asturias. Estos relatos destacan la importancia de abrir un diálogo legal y ético sobre la criopreservación en España y su potencial para alterar nuestra comprensión de la vida y la muerte.

A medida que la ciencia avanza, con investigadores sugiriendo que en menos de tres décadas podría ser posible reanimar a personas criopreservadas, el debate sobre la legalización de la criopreservación adquiere mayor importancia. La posibilidad de un futuro donde la muerte podría no ser el final absoluto conlleva profundas implicaciones éticas, legales y filosóficas. Por lo tanto, es crucial que las políticas y regulaciones evolucionen para reflejar los avances científicos y tecnológicos, ofreciendo así nuevas esperanzas y posibilidades al ser humano frente a la muerte.

Con el mundo evolucionando rápidamente y la ciencia abriendo puertas antes inimaginables, la criopreservación destaca como un ejemplo de cómo la tecnología puede cambiar nuestra percepción más fundamental: la distinción entre la vida y la muerte. Con casos como el de los españoles criopreservados en el extranjero, es evidente la urgencia de abordar legal y éticamente la criopreservación, no solo en España sino en todo el mundo, preparándonos para un futuro donde lo imposible pueda convertirse en realidad.

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