La sede corporativa Ibenergi, Centro de Formación Gas Natural – Unión Fenosa, obra de los arquitectos Nacho Román, Daniel Martínez y Julio Rodríguez, ha recibido el Premio COACM Extraordinario en «Obra Nueva Otros Usos» para construcciones terminadas entre el 1 de enero de 2010 y el 31 de diciembre de 2019. Este premio permite poner en valor la obra de arquitectos en todos los años en los que no hubo premios en la región. El jurado valoró el diseño de los espacios de trabajo, atendiendo a criterios de sostenibilidad y control climático en este luminoso y eficiente edificio de oficinas. El proyecto también pretendió dignificar un paisaje urbano de extrarradio bastante hostil, como es el Polígono Industrial de Santa María Benquerencia en Toledo.
Los arquitectos de Taller Abierto-Estudio de Arquitectura idearon un edificio luminoso, que fuera el fiel reflejo de la actividad que se iba a desarrollar en él, y del modelo de empresa en el que cree el promotor. Se trata de un edificio que refleja los valores que la empresa energética Ibenergi les transmitió. El complejo incluye dos volúmenes construidos, uno de ellos dedicado a oficinas y el otro a almacenamiento logístico. Los meses cálidos del año son muy severos en esta zona de Toledo, por lo que se optó por abrir grandes huecos al exterior atenuando la incidencia de los rayos del sol con vegetación y elementos auxiliares a modo de pérgolas que proyectan sombra. En el proyecto resulta tan importante el control preciso de lo que ocurre dentro del edificio como de los espacios ajardinados que lo rodean.
El espacio interior se proyecta tal y como lo anuncia la decisión de abrir una única ventana rasgada a sur y otra orientada a norte, esta segunda abierta de suelo a techo. Se trata de una convivencia de ámbitos unitarios, confiados a la actividad colectiva y cooperativa de un grupo de personas bien organizadas. Dentro de una estructura rítmica de hormigón armado se desarrollan espacios abiertos y continuos, donde los únicos elementos permanentes en el tiempo serán los núcleos húmedos de aseos y los elementos de comunicación vertical. La distribución del programa se realiza actualmente con superficies transparentes de metacrilato y paneles ligeros de madera, que en un futuro pueden variar su geometría y disposición gracias a una distribución isotrópica de las instalaciones técnicas y a la continuidad de las grandes ventanas.
La planta primera y segunda del edificio de oficinas se contienen en un perímetro de vidrio y aluminio, donde se distribuyen los puestos de trabajo de operadores, departamentos técnicos, administración y zonas de reunión de diversas escalas. La planta baja de acceso es fundamentalmente aire delimitado por vidrios y tiene una zona de descanso interior y exterior donde se proyecta una cafetería en relación directa con el jardín. El jardín, que es una extensión de la planta baja, se va desarrollando con el tiempo y contribuye a que la experiencia de habitar el edificio sea cada vez mejor. Además, en el nivel de acceso, se proyecta un aula de formación laboral independiente.
La singularidad en escala y función de esta última pieza queda también patente en su configuración geométrica y constructiva: el muro de hormigón continuo encofrado con tablilla que la delimita se libera de la trama cartesiana de pilares, arropándolos con un trazado autónomo. La luz artificial también ha sido un ámbito de reflexión e investigación importante en la propuesta. Tanto las luminarias del interior, como las líneas de luz vinculadas a pérgolas, superficies de vallado y a pavimentos exteriores, proponen de nuevo un juego geométrico que trata de cualificar ambientes agradables, armónicos y bien iluminados.
En general, este edificio destaca por su cuidado diseño de los espacios de trabajo, su atendimiento a criterios de sostenibilidad y control climático, y su capacidad de dignificar un paisaje urbano hostil. La confianza del cliente en los arquitectos permitió la creación de un edificio amable, donde sus trabajadores iban a vivir bien.
