El pasado lunes, el investigador local y experto en cultura tradicional, Rafael Cantero Muñoz, ofreció una conferencia en el Museo Elisa Cendrero de Ciudad Real para explorar los orígenes y la evolución de la Pandorga, una de las festividades más emblemáticas de la región. Durante la charla, Cantero reveló detalles desconocidos, rescató tradiciones perdidas y compartió curiosidades que capturaron la atención de la numerosa audiencia presente en el evento.
Según Cantero, la historia de la Pandorga se remonta al siglo XVI, aunque existe una escasez de documentos escritos que respalden este origen. A pesar de ello, el investigador destacó que la festividad mantuvo su carácter religioso a lo largo de los siglos, con la Virgen del Prado como figura central. Sin embargo, hubo cambios significativos en los aspectos lúdicos de la celebración, como la evolución de la seguidilla como baile tradicional durante la Pandorga.
La fiesta experimentó un auge en los siglos XVIII y XIX, pero posteriormente entró en declive. Fue en 1964 cuando el Ayuntamiento de Ciudad Real tomó la responsabilidad de organizar la Pandorga con el objetivo de revitalizar su esencia. Rafael Cantero también destacó la evolución de la vestimenta tradicional asociada a la festividad, como la camiseta blanca, pantalón vaquero y pañuelo de yerbas, que empezaron a popularizarse en los años 80.
En cuanto al futuro de la Pandorga, el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, enfatizó la importancia de preservar y promover la festividad, manteniendo su identidad y fomentando la participación de todos los colectivos. Por su parte, la concejal de Festejos, Fátima de la Flor, destacó la colaboración de la Asociación de Coros y Danzas Mazantini en la exposición ‘Indumentaria tradicional de Ciudad Real de los S.XVIII y XIX’, que estará abierta al público en el Museo Elisa Cendrero hasta el 12 de agosto.
En resumen, la conferencia de Rafael Cantero en el Museo Elisa Cendrero ofreció una oportunidad única para adentrarse en la historia y los secretos de la Pandorga, una festividad arraigada en la cultura local y que sigue siendo una de las celebraciones más queridas y significativas de Ciudad Real.
