La electrificación basada en energías renovables como herramienta para la salud global

La contaminación de la atmósfera se convirtió sin dudas en un gran problema heredado de las transformaciones industriales y económicas del pasado al que debemos dar una solución en el siglo XXI. La OMS estima que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire que no cumple los estándares de salud mientras que la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) afirma que en España lo hace un 35% de la población.

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Sin embargo, desde el Foro para la Electrificación destacaron que “además del efecto que tiene la contaminación atmosférica sobre la salud, existen otras consecuencias: las económicas y climáticas”.

De acuerdo al último informe publicado por la Alianza Europea de Salud Pública, tratar las enfermedades relacionadas con la polución atmosférica causada por el tráfico le cuesta a España más de 3.600 millones de euros anuales. “Esta cifra podría ser mayor, ya que no consideran los posibles efectos provocados en los cultivos, ecosistemas u otros bienes naturales”, apunta el Foro para la Electrificación. Por ello, la electrificación del transporte y la calefacción es clave para mejorar la salud reduciendo los gases de efecto invernadero y las concentraciones de partículas.

Electrificación

El reemplazo de los combustibles fósiles por fuentes de energía limpia y renovable podría aumentar de manera sustancial la esperanza de vida de las personas. Así lo afirma un estudio liderado por investigadores del Instituto de Química Max Planck y de la Facultad de Medicina de la Universidad Johannes Gutenberg en Alemania, publicado en la revista European Hearth Journal. Para ello, una de las acciones fundamentales es poner en marcha cuanto antes un proceso de electrificación del transporte. “La mayor parte de la contaminación en las áreas urbanas procede del tráfico protagonizado principalmente por los vehículos de motor de combustión. Si aumentamos el ritmo de implantación de vehículos eléctricos de forma decidida, se reducirían considerablemente los niveles de contaminación”, afirma el Foro para la Electrificación.

Es que, de acuerdo a la Agencia Europea de Medio Ambiente, las emisiones de los vehículos eléctricos asociadas a las materias primas y a la fabricación a lo largo de todo su ciclo de vida son un 17-21% más bajas que un automóvil diésel y un 26-30% inferiores a otro de gasolina. Esto es, además, suponiendo que su batería se recargue con el tipo de electricidad media que existe hoy en la Unión Europea, ya que, en caso de que se obtenga de fuentes renovables, sus emisiones serían casi un 90% menores que las de un coche convencional.

En relación a las calefacciones, las emisiones de CO2 generadas por el uso de la calefacción y el agua caliente sanitaria (ACS) en una vivienda de 100 m2 en la que viven cuatro personas se aproxima a las dos toneladas anuales. En este sentido, el Foro para la Electrificación recuerda que la calefacción eléctrica, además de ser un instrumento de eficiencia energética y económica, también ahorra emisiones domésticas, de servicios e industria, por lo que “una transición en los sistemas de calefacción hacia la electricidad como fuente energética contribuiría a reducir las emisiones en España de acuerdo con lo establecido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC)”.

Transición ecológica

La reciente aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética pone de manifiesto el compromiso de país para avanzar hacia el objetivo de reducción de emisiones marcado en el Plan Nacional de Energía y Clima, lo que, sin dudas contribuirá a la reducción de la contaminación del aire.

“Es necesario llevar a cabo una verdadera transición ecológica cumpliendo con todos los planes acordados en el seno de la Unión Europea, entre otras razones, por una cuestión obvia de derechos: respirar aire limpio y sin riesgos para la salud es un derecho inalienable de todas las personas”, apunta el Foro para la Electrificación.
De esta manera, se espera que para 2030 las emisiones de los automóviles se hayan reducido más de tres cuartas partes de la actual, y eso se reflejará en el gasto sanitario para tratar enfermedades relacionadas a la contaminación.
“Los datos demuestran que invertir en una mejor calidad del aire es una inversión para mejorar la salud y la productividad de toda la ciudadanía europea. Las políticas y acciones coherentes con el objetivo de Europa de contaminación cero conducen a una vida más larga y saludable”, concluye el Foro para la Electrificación.

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