El Ministerio de Exteriores de España ha tomado una decisión histórica al fijar la celebración del reconocimiento oficial del Estado palestino para el 28 de mayo, buscando marcar un antes y después en las relaciones diplomáticas internacionales. Este acto, que no ha dejado indiferente a la comunidad internacional, especialmente dada la tensa situación con Israel, está programado para ser conmemorado con una reunión de alto nivel en La Moncloa el 29 de mayo. Este encuentro contará con la presencia de ministros de Exteriores de diversos países árabes e islámicos, incluidos Arabia Saudí, Turquía, Indonesia, Egipto, Qatar, Jordania, y Nigeria, a los cuales se podría sumar Irlanda y Noruega, aunque su asistencia aún está en el aire.
Esta estratégica movida diplomática por parte de España se enmarca en un esfuerzo por presentar un frente unido que busque un alto el fuego y promueva una futura conferencia de paz, reflejando la aspiración de paz del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La elección del momento no es casual: coincide deliberadamente con la firma en el Consejo de Ministros del reconocimiento del Estado Palestino, demostrando la aceleración de los preparativos por parte de la diplomacia española para alinear este acontecimiento con una fecha de profunda relevancia política.
Los países invitados han sido cuidadosamente seleccionados para formar un comité ad hoc que sirve de enlace entre la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OIC), con el fin de ejercer presión internacional y lanzar un proceso político serio y real hacia la paz. A la cabeza de este grupo se encuentra el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, quien lidera los esfuerzos para alcanzar un acuerdo de paz duradero.
Mientras el programa del evento aún debe ser finalizado, se anticipa que incluirá encuentros significativos en La Moncloa (excluyendo la Zarzuela) y una comida organizada por el Ministerio de Exteriores. Sin embargo, la asistencia del Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, y del ministro de Exteriores de Noruega parece improbable debido a compromisos previos.
La diplomacia de España ha destacado en los últimos meses por su enfoque activo hacia los países árabes, buscando no solo el reconocimiento del Estado palestino sino también actuando como un conector privilegiado entre Europa y el mundo árabe. A través de varios viajes a capitales de Oriente Medio y del Golfo, tanto el presidente Sánchez como el Ministro de Exteriores, José Manuel Albares, han mostrado un compromiso firme con la búsqueda de soluciones diplomáticas al conflicto.
Sin embargo, la reacción de Israel ante estas movidas ha sido de marcada tensión. Respuestas como la decisión de «cortar la conexión» entre la representación diplomática de España en Israel y los palestinos, y la llamada a consultas de los embajadores israelíes en Madrid, Dublín, y Oslo, evidencian la complejidad y los desafíos inherentes a la situación actual.
Este nuevo encuentro en La Moncloa no solo busca abrir caminos hacia la paz sino también evocar el espíritu de la Conferencia de Paz de Madrid de 1991. Sin embargo, la participación de Israel en esta ocasión parece distante, marcada por las estrategias de supervivencia política de su gobierno y las crecientes tensiones entre España e Israel. A pesar de estos retos, España avanza con la esperanza de que este encuentro marque un paso más hacia la solución de un conflicto prolongado, subrayando su papel como un actor diplomático clave en la región.