En un movimiento decisivo para reforzar la seguridad cibernética del país, el presidente Donald J. Trump firmó recientemente una orden ejecutiva que tiene como objetivo abordar las amenazas cibernéticas extranjeras y mejorar las prácticas tecnológicas seguras. Esta medida busca corregir elementos problemáticos de las órdenes ejecutivas emitidas durante las administraciones de Obama y Biden.
La nueva orden instruye al gobierno federal a avanzar en el desarrollo de software seguro, así como a tomar acciones específicas en seguridad de puertas de enlace para evitar el secuestro de interconexiones de red. También pone énfasis en la criptografía post-cuántica, asegurando que los sistemas del país estén protegidos ante posibles amenazas que utilicen arquitecturas de computación de próxima generación. Estas acciones incluyen la adopción de los últimos protocolos de cifrado, lo que representa un paso importante en la búsqueda de estándares de seguridad más robustos.
Entre los aspectos más destacados de la orden se encuentra un cambio en el enfoque de la inteligencia artificial (IA) en cuanto a la ciberseguridad. En lugar de centrarse en la censura, se orientará hacia la identificación y gestión de vulnerabilidades. Este cambio es fundamental dado el creciente papel de la IA en la protección de datos y sistemas.
La orden también propone medidas técnicas para fomentar políticas de ciberseguridad, que incluyen estándares de política legible por máquinas y designaciones formales de confianza para dispositivos del «Internet de las Cosas». Esto garantizará que los ciudadanos puedan identificar dispositivos que cumplan con principios básicos de ingeniería de seguridad.
Uno de los objetivos centrales de esta nueva política es evitar que las sanciones cibernéticas se apliquen a actores domésticos, limitándolas únicamente a los actores maliciosos extranjeros. Esto es especialmente relevante en un clima político tenso, donde las acciones del gobierno a menudo son vistas con escepticismo por parte de la oposición.
El presidente Trump critica las decisiones tomadas por la administración anterior, que según él, intentaron incluir elementos distractores en la política de ciberseguridad, como mandatos de identidad digital que podrían facilitar abusos y procesos de contabilidad de software que priorizan la conformidad sobre inversiones genuinas en seguridad. De acuerdo con esta lógica, la ciberseguridad no debería ser un instrumento político, sino un aspecto crucial para proteger la infraestructura crítica del país.
Desde el inicio de su mandato, Trump ha mostrado un compromiso inquebrantable por eliminar el fraude y el abuso en el gobierno federal, reafirmando su intención de abordar los desafíos cibernéticos con profesionalismo técnico y organizativo. Su administración ha buscado eliminar barreras para la innovación en inteligencia artificial, dejando claro que Estados Unidos debe permanecer competitivo a la vanguardia de los desarrollos tecnológicos sin restricciones ideológicas.
Estas acciones y políticas representan un nuevo marco en la lucha contra las amenazas cibernéticas, enfatizando la necesidad de proteger no solo a las instituciones, sino también a los ciudadanos en un paisaje digital cada vez más amenazante.
Fuente: WhiteHouse.gov