En un complejo giro de los eventos geopolíticos que influencian el delicado equilibrio de poder global, la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) encendió las alarmas en mayo al denunciar que el buque Borkum, destinado a hacer escala en Cartagena, transportaba un arsenal rumbo a Israel, en medio de una tensa situación en Gaza. Este señalamiento movió a figuras de Unidas Podemos, parte de la coalición gubernamental de España en aquel momento, a solicitar al gobierno la negación del atraque del buque y, en una petición más amplia, suspender la exportación o tráfico de armamentos a Israel desde territorio español.
El gobierno, en respuesta, negó categóricamente que Israel fuese el destino final del arsenal, el cual consistía en 80.000 proyectiles de mortero de 120 mm y 50.000 de 125 mm. La controversia escaló hasta el punto en que se filtró el documento de carga que afirmaba que las armas procedían de la India, embarcadas en Chennai con destino al Ministerio de Defensa checo. Esta información fue defendida por el ministro de Transportes y Movilidad, Óscar Puente, quien criticó la postura de Podemos a través de las redes sociales, argumentando que la insistencia en el destino final israelí ignoraba el documento que permitía la reexportación sólo bajo autorización india.
Sin embargo, lo que podría haber quedado como un incidente aislado tomó otra dimensión cuando se reveló la naturaleza del munición, lo cual capturó la atención de analistas de fuentes abiertas (OSINT) y de defensa. Este episodio marcó una notable implicación de la República Checa en su ‘Iniciativa de munición’, buscando proyectiles de artillería para apoyar a Ucrania en su conflicto con Rusia, lo que desató una búsqueda frenética de munición en el mercado internacional.
La veracidad del contrato filtrado fue confirmada por el Ministerio de Defensa checo, despejando dudas sobre el destino último de la carga, que no era Israel, sino Ucrania. Este acontecimiento se subrayó aún más con la reciente revelación de Reuters, que investigó cómo los proyectiles de artillería de fabricación india terminaron desviándose hacia Ucrania por clientes europeos, en lo que se convertiría en la primera confirmación pública de armamento indio distribuido a Ucrania a través de mediadores europeos.
La posición de India, balanceándose entre su histórica relación con Rusia y una apertura hacia Occidente, se ve ahora en un punto de fricción especialmente tras la invasión a Ucrania. A pesar de las declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores indio, Randhir Jaiswal, negando cualquier venta o envío de munición a Ucrania, la situación sugiere una realidad diferente, con datos que indican que India ha suministrado indirectamente a Ucrania por más de un año.
Este complejo tejido de geopolítica, comercio de armas y conflictos armados no sólo destaca los desafíos de las relaciones internacionales en el siglo XXI, sino también la naturaleza a menudo opaca y contradictoria del comercio global de armamentos. La investigación de Reuters y los documentos filtrados ofrecen una visión valiosa de cómo las armas de origen indio han llegado a Ucrania, revelando un nuevo capítulo en la ya complicada narrativa de la guerra en Europa y las alianzas políticas globales.
