La polémica en torno a la ubicación del nuevo cuartel de la Guardia Civil en Toledo ha llegado finalmente a su conclusión. El alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, ha confirmado el cambio de emplazamiento del proyecto, previamente situado en La Peraleda, al barrio del Polígono. Esta modificación se ha presentado como la única alternativa viable ante la posibilidad de que el proyecto no tuviese lugar.
Después de que la noticia fuera difundida por La Tribuna de Toledo, Velázquez ha explicado las razones que motivaron esta decisión. Según sus declaraciones, la selección previa de la zona de La Peraleda para la construcción del cuartel presentaba inconvenientes significativos, tales como su clasificación como área inundable y su protección dentro del cono visual.
El alcalde ha subrayado que era imperativo llegar a una resolución sobre la ubicación antes de que terminara el año, debido a la insistencia de la Dirección General de la Guardia Civil.
La decisión ha sido descrita por Velázquez como un acto de convertir una necesidad en virtud, mencionando que, aunque habría preferido que el cuartel se mantuviera en el área de Palomarejos, era fundamental proporcionar una solución a este tema pendiente desde hace más de dos décadas.
Velázquez ha recalcado que la solución encontrada ha sido posible gracias a la cooperación entre las distintas administraciones, incluyendo el Ayuntamiento y la Junta, y ha enfatizado que la nueva ubicación es beneficiosa tanto para la ciudad de Toledo en su conjunto, como para la Guardia Civil y los ciudadanos de la localidad.
El alcalde ha comentado que las negociaciones con el Gobierno central se llevaron a cabo a través de la Guardia Civil, ya que en ese momento el Gobierno se encontraba en funciones.
En un giro adicional, el primer edil toledano ha anunciado que el Ayuntamiento ha iniciado los trámites para recuperar la titularidad del terreno en La Peraleda, buscando revertir la cesión hecha al Ministerio del Interior, y ha mencionado que era irónico que, para eventos como las fiestas del Corpus o de agosto, se necesitara pedir autorización a la Guardia Civil, dado que el municipio ya no tenía la titularidad del terreno.
La resolución de este largo proceso cierra un capítulo que ha marcado el debate urbanístico y político en la ciudad y abre la puerta a una nueva etapa en la presencia de la Guardia Civil en Toledo.
