El Gobierno de España ha aprobado hoy una prestación extraordinaria por desempleo para las empleadas del hogar. La prestación tendrá efectos retroactivos desde la declaración del estado de alarma, se cobrará mensualmente y cubrirá el 70% de la base reguladora de la empleada del hogar que se haya quedado sin trabajo, o la parte proporcional en caso de haber visto reducida su jornada laboral.
Les ahorro la letra pequeña, que mañana aparecerá en el BOE. Y les ahorro el análisis de las deficiencias, insuficiencias e incluso incongruencias, de la nueva prestación.
Sólo les pido que me crean: será una prestación minúscula para la inmensa mayoría del colectivo afectado.
Se calcula que en España hay más de 600.000 personas; casi todas mujeres y la mayoría inmigrantes, algunas ya nacionalizadas, otras aún sin papeles; que trabajan como empleadas de hogar. Muchísimas, quizá la mitad, ni siquiera tendrán derecho a cobrar nada, porque sus empleadores nunca las dieron de alta en la seguridad social. Muchísimas otras trabajan para varios empleadores y sólo algunos cotizan por ellas. La Inspección de Trabajo nunca hizo una campaña para detectar el fraude; ni siquiera podría hacerlo porque tendría que ir casa por casa y no se puede invadir el domicilio de nadie sin autorización judicial.
Pero créanme también si les digo que nuestro país ha dado un gran salto hacia la justicia social.
La nueva prestación abre el camino que debe llevar a la plena integración de las empleadas del hogar en el Régimen General de Seguridad Social. A que de una vez se salde la deuda que la democracia tiene con estas trabajadoras. Ya les vale a todos los Gobiernos habidos en este país desde 1978 hasta ahora. Dentro de la desgracia por la que estamos pasando, menos mal que tenemos un Gobierno de Izquierdas.
Se cuenta que cuando por primera vez en la historia del mundo el astronauta Neil Armstrong puso un pie en la luna, dijo: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”.
Pues eso mismo. Ahora, hay que afianzar el paso dado hoy; y seguir caminando.