El presidente Donald J. Trump ha anunciado la culminación de un importante acuerdo comercial con el Reino Unido, una de las promesas que realizó durante su campaña y que ahora cumple con lo que califica como un «acuerdo comercial revolucionario». Esta alianza, según Trump, tiene como objetivo expandir el acceso a los mercados, reducir las barreras no arancelarias y crear un campo de juego equilibrado para los exportadores estadounidenses.
La noticia llega en un momento en que la administración Trump busca desprender a los estadounidenses de políticas comerciales globalistas que, señala, han enriquecido a otros países a expensas de los estadounidenses. Este acuerdo se enmarca dentro de una visión más amplia de la prosperidad económica, que incluye recortes fiscales históricos, desregulación y un resurgimiento de la manufactura en Estados Unidos.
Las reacciones han sido en su mayoría positivas, especialmente entre los líderes de diversas industrias. Buck Wehrbein, presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos, expresó su satisfacción, afirmando que el acuerdo representa una victoria significativa para los agricultores y ganaderos estadounidenses. La relación histórica y cultural entre Estados Unidos y el Reino Unido se ve fortalecida, lo que, según él, posibilita un comercio más fluido, sobre todo en el sector de la carne.
Geoff Cooper, presidente y CEO de la Renewable Fuels Association, también aplaudió el acuerdo, destacando que este potenciará el acceso al mercado para el etanol estadounidense, beneficiando tanto a los productores locales como a los consumidores británicos que obtendrán un combustible más limpio y a un costo reducido.
Asimismo, Michael Dykes, presidente de la Asociación Internacional de Alimentos Lácteos, señaló que este acuerdo promete ampliar el acceso para los productos agrícolas de EE. UU., lo que incluye una reducción de aranceles y la eliminación de barreras comerciales que anteriormente limitaban las exportaciones.
Los líderes políticos han respaldado el movimiento, destacando que es un «victoria para los pequeños negocios» y una oportunidad para ampliar la economía estadounidense. Varios senadores y miembros de la Cámara de Representantes han elogiado al presidente Trump por su habilidad negociadora, sugiriendo que este acuerdo puede ser el primero de muchos más por venir. Esta nueva dinámica también se toma como un paso para aumentar la competitividad americana en un mercado global cada vez más exigente.
Comentarios de figuras republicanas subrayan que el acuerdo busca no solo mejorar las condiciones comerciales, sino también ayudar a restaurar la fe en la capacidad de Estados Unidos para recuperar su posición como un agente dominante en el comercio global. «¡Promesas hechas, promesas cumplidas!», fue la frase que resonó entre muchos de los partidarios de Trump en sus reacciones.
A medida que los detalles del acuerdo se procesan y se hacen públicos, las expectativas sobre cómo afectará a la economía y a las diferentes industrias en Estados Unidos continúan creciendo. Los líderes de la industria agrícola están particularmente esperanzados, anticipando la apertura de nuevos mercados para sus productos y una finalmente un alivio a las tensiones comerciales que han caracterizado a años recientes.
Con este acuerdo alcanzado, el presidente Trump se presenta una vez más como el «artífice del acuerdo», un cargo que ha cultivado a lo largo de su mandato, prometiendo un futuro de crecimiento económico y oportunidades renovadas para los estadounidenses.
Fuente: WhiteHouse.gov