Ben Ferencz, el último fiscal vivo de los Juicios de Núremberg, falleció el pasado sábado a la edad de 103 años. Su trabajo como abogado y fiscal en el proceso contra un grupo de altos criminales de guerra nazis lo convirtió en una figura histórica de gran importancia.
Ferencz nació en Transilvania en 1920 y emigró a Estados Unidos a los diez años, debido a la persecución de los judíos en esa región de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Años más tarde, en 1943, se unió a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y se convirtió en un oficial del Ejército. Durante la guerra, fue testigo de los horrores del Holocausto cuando participó en la liberación del campo de concentración de Mauthausen-Gusen en Austria.
Tras la guerra, Ferencz se convirtió en fiscal en los Juicios de Núremberg, donde estuvo a cargo del caso de los Einsatzgruppen, un grupo de unidades móviles nazis que ejecutaron a millones de judíos y otros grupos de personas en Europa Oriental. En este proceso, Ferencz utilizó por primera vez la frase «crímenes contra la humanidad».
El trabajo de Ferencz en los Juicios de Núremberg fue fundamental para establecer la responsabilidad individual de los líderes nazis por las atrocidades que cometieron durante la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, ejerció como abogado en temas relacionados con el derecho internacional y el derecho penal internacional, y recibió numerosos premios y reconocimientos por su trabajo y activismo.
Ferencz también fue un firme defensor de la justicia y la paz en todo el mundo. En 1971, fundó el Planetary Citizens, una organización no gubernamental que promueve la cooperación internacional y la eliminación de armas nucleares. Además, siempre se mostró partidario del Tribunal Penal Internacional y trabajó para promover su creación.
La muerte de Ben Ferencz es una pérdida importante para la comunidad jurídica y para aquellos que apoyan la justicia y la paz en todo el mundo. Sin embargo, su legado y su trabajo siempre serán recordados y honrados por su compromiso inquebrantable con los valores fundamentales de la humanidad.
En un momento en el que el mundo enfrenta serios desafíos, como la crisis climática, la expansión del extremismo y la amenaza de conflictos internacionales, la vida y el trabajo de Ben Ferencz nos recuerda que la justicia y la paz son posibles si trabajamos juntos y mantenemos el compromiso y la determinación necesarios para lograrlo.
En un mundo en el que los derechos humanos son vulnerados todos los días, la memoria de Ferencz nos impulsa a actuar y trabajar día a día para lograr la justicia que él buscaba. La justicia, la paz y el amor son valores en los que, como humanidad, debemos trabajar para avanzar como especie.
La muerte de Ben Ferencz significa el fin de una época, pero su valiente el trabajo vivirá por siempre. Su defensa de la ley, la justicia y la humanidad será recordada. Así, honramos su legado y recordamos que la lucha por la justicia no termina y necesitamos trabajar unidos para proteger nuestra dignidad como seres humanos.
