Taxidermia Medina: Siete Décadas Preservando la Fauna con Maestría Epistolar

Taxidermia Medina, la familia toledana que lleva 70 años eternizando animales en un arte aprendido por correspondencia

Desde la localidad de Ventas con Peña Aguilera, en Toledo, la histórica empresa de Taxidermia Medina lleva cerca de siete décadas dedicándose a la conservación de la fauna mediante el arte de la taxidermia, alcanzando una impresionante cifra de 3.000 piezas al año que decoran y perduran en hogares y colecciones tanto en España como en el extranjero.

Los actuales propietarios, los hermanos Gregorio y Jesús Medina, han revelado en una reciente entrevista con Europa Press que fue su padre, igualmente llamado Gregorio, quien emprendió esta aventura en los años 50 tras abandonar la carpintería y adentrarse en el ámbito de la taxidermia, aprendiendo el oficio mediante cursos por correspondencia. Desde la manipulación de pequeños pájaros y algunos venados, el negocio ha crecido de manera considerable, y ahora mismo, integran este particular taller seis empleados que colaboran durante todo el año.

El proceso de taxidermia es minucioso y varía en función del animal a inmortalizar, mencionan los hermanos. Los pasos comienzan por la limpieza de la piel y la cocción del trofeo; luego, se sala y curte la piel antes de ser montada sobre un molde de poliuretano fabricado por ellos mismos. Taxidermia Medina cuenta con una amplia gama de moldes que permite trabajar con hasta 180 especies diferentes.

La empresa también tiene una red de proveedores que suministran materiales para la disecación, incluidos curtidores españoles encargados del tratamiento de las pieles y proveedores internacionales de ojos artificiales procedentes de Alemania o Estados Unidos.

Los clientes de Taxidermia Medina varían desde cazadores locales hasta quienes practican la actividad alrededor del mundo, como África y diversos puntos de Eurasia. Los dueños resaltan la rigurosa documentación y control que acompaña a cada pieza manejada, asegurando así el cumplimiento de normativas legales y sanitarias.

No obstante, los Medina llaman la atención sobre el problema del intrusismo en su profesión y la competencia desleal que enfrentan por parte de quienes ejercen la taxidermia de forma ilegal y sin control alguno. Señalan la necesidad de vigilancia y acción por parte de las autoridades para preservar tanto la legalidad como los estándares de calidad del sector.

A pesar de los retos y la controversia que rodea a la caza y taxidermia, estos artesanos se declaran amantes de los animales y están comprometidos con su tradición familiar, una tradición que, gracias a la involucración de la siguiente generación familiar en el negocio, tiene asegurada su continuidad y adaptación a los nuevos tiempos. Rememoran los avances técnicos que han experimentado, como sustituir la pesada escayola por poliuretano en la creación de moldes, aligerando así el proceso y el resultado final.

Taxidermia Medina simboliza un legado que perdura no solo en el arte de preservar la belleza de la fauna sino como testimonio de una profesión que, a pesar del cambio de los tiempos, mantiene su esencia artesanal y su valor cultural para las futuras generaciones.

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