Los tejados son componentes esenciales en cualquier edificación, ofreciendo protección contra fenómenos climáticos como la lluvia, el viento y las fluctuaciones de temperatura. No obstante, con el transcurrir del tiempo, es inevitable que sufran daños que puedan comprometer su función y la seguridad de la estructura. Identificar y abordar las cinco averías más comunes es crucial para garantizar su longevidad.
Uno de los problemas más frecuentes son las filtraciones de agua, las cuales pueden provocar humedades y afectar la estructura del edificio. Estas filtraciones generalmente son consecuencia de grietas en las tejas, fallos en la impermeabilización o acumulación de residuos en los desagües. La inspección periódica y las reparaciones oportunas son esenciales para prevenir estos inconvenientes. En regiones como Gijón, caracterizadas por una alta humedad, estas prácticas son indispensables.
Otro problema común es el desplazamiento o rotura de tejas, ocasionado por factores como el tiempo, las tormentas y el viento. Sustituir las tejas dañadas y reforzar las que están en riesgo es vital para evitar daños mayores. En lugares como Oviedo, esta práctica ha demostrado ser eficaz en la preservación de los tejados.
La impermeabilización deficiente es otra causa de complicaciones, dado que, cuando las capas protectoras fallan, el agua se infiltra, debilitando la estructura. Es fundamental revisar el estado de la impermeabilización regularmente y aplicar nuevos revestimientos si es necesario. En Avilés, este tipo de mantenimiento es clave para asegurar la durabilidad de las cubiertas.
La obstrucción de los sistemas de drenaje, causadas por la acumulación de suciedad, hojas y residuos, puede resultar en desbordamientos y filtraciones. Limpiar los canalones y asegurar el flujo correcto del agua es fundamental. Instalar protecciones en los desagües para evitar bloqueos es una recomendación de expertos.
Finalmente, los daños en la estructura del tejado, causados por humedad, plagas o sobrecarga, pueden llevar a problemas más serios como hundimientos. Realizar inspecciones periódicas y reforzar las áreas debilitadas son estrategias clave para prevenir complicaciones.
Realizar inspecciones preventivas es una estrategia eficaz para evitar daños graves en los tejados. Detectar problemas de manera temprana permite actuar rápidamente y evitar que el daño se extienda, preservando así la integridad de la vivienda. En Asturias, donde las lluvias son comunes, se recomienda hacer inspecciones al menos dos veces al año, y especialmente después de fenómenos climáticos extremos.
Los materiales elegidos para construir un tejado juegan un papel crucial en su durabilidad. Las tejas de alta calidad, como las de arcilla o cemento, son particularmente recomendables por su resistencia. Elegir materiales resistentes al agua y al calor, junto con un buen sistema de impermeabilización, asegura una protección duradera.
El mantenimiento preventivo es esencial para prolongar la vida útil de un tejado y evitar reparaciones costosas. Revisar el estado de las tejas, la impermeabilización y los sistemas de drenaje puede prevenir problemas graves. Dado que cada tejado es único, requiere soluciones a medida basadas en su estructura, edad y material. Adaptar los servicios a las necesidades específicas de cada cliente asegura la resolución eficaz de los problemas sin comprometer la estética ni la funcionalidad.
En conclusión, la combinación de inspecciones regulares, el uso de materiales de alta calidad y una estrategia de mantenimiento preventivo adecuada es fundamental para asegurar la longevidad y resistencia de los tejados. Los servicios ofrecidos por empresas especializadas, como TEJADOS Y FACHADAS ASTURIAS, garantizan un enfoque integral que abarca desde la reparación hasta la restauración y el refuerzo estructural. Este enfoque no solo protege el tejado, sino también el valor y seguridad de la edificación en su totalidad.
