Durante el fin de semana se vivió una intensa competencia en el segundo playoff de ascenso, donde equipos de distintos rincones de la provincia se enfrentaron en busca de un sueño común: lograr la victoria que los acercara al ansiado ascenso. Daimiel, Criptana, Puertollano y Alcázar, cuatro equipos con historias y trayectorias diferentes, compartían un mismo objetivo que se palpaba en el ambiente, lleno de expectativas y emoción por parte de jugadores y afición por igual.
Los partidos se caracterizaron por su intensidad y competitividad, reflejo de lo mucho que había en juego. Cada encuentro fue una demostración de táctica, esfuerzo y pasión por el baloncesto. Los equipos, conscientes de lo que estaba en juego, pusieron todo de su parte, luchando cada balón y disputando cada punto como si fuera el último. Esta etapa del campeonato no solo era una prueba física, sino también mental, donde la estrategia jugaba un papel tan crucial como la habilidad en la cancha.
El desenlace de este segundo playoff dejó historias de superación, alegrías y también desilusiones, pero sobre todo, evidenció el alto nivel de baloncesto que se vive en la provincia. La victoria era necesaria, pero no fácil de alcanzar, y aunque no todos pudieron lograr su objetivo, quedó claro que el espíritu deportivo y la pasión por avanzar unen a estos equipos en su camino hacia la cima. El apoyo de cada localidad fue fundamental, demostrando que el baloncesto es mucho más que un juego, es un punto de encuentro para la comunidad.
