El Sindicato de Enfermería, SATSE, ha subrayado que las enfermeras sufren distintos problemas y necesidades que se agravan durante los meses de verano y que precarizan aún más sus condiciones de trabajo.
La organización sindical afirma que las condiciones laborales de las profesionales durante los meses de verano generan un empeoramiento de su situación, porque hay más riesgos, inseguridad y consecuencias negativas en su salud física y psicológica.
Entre otros problemas el Sindicato afirma que, al no sustituirse la totalidad de los profesionales que se van de vacaciones o que se encuentran de baja por diferentes circunstancias (enfermedad, embarazo…), las enfermeras se ven obligadas a trabajar a mayor ritmo e, incluso, a doblar turnos de manera reiterada.
Con el mismo argumento de falta de personal y por necesidades del servicio, las enfermeras pueden ser requeridas para incorporarse de manera inmediata al trabajo en los días que están librando.
Desde las gerencias les pueden llamar sin previo aviso y tienen que acudir al centro de manera inmediata, por lo que “el derecho a la llamada desconexión digital que se pregona para otros tipos de trabajos es inexistente en el caso de las enfermeras”, apunta SATSE.
Cambios y desplazamientos
También las enfermeras se ven obligadas a cambiar con mucha frecuencia de servicios y unidades, incluso varias veces al día en determinadas circunstancias. “Algo que, desde luego, no favorece ni la salud laboral de la enfermera ni la seguridad de los pacientes al impedir la continuidad asistencial”, asevera.
Por su parte, los profesionales de Atención Primaria viven también situaciones similares, pero en este caso viéndose obligados a trabajar un día en un centro de salud de una localidad y otro día en el de otro municipio abonando en la mayoría de los casos con su dinero los costes del desplazamiento.
Turnos de trabajo
Otro problema al que se enfrentan las enfermeras es que no se les comunica con la suficiente antelación sus turnos de trabajo, lo que les imposibilita establecer un ritmo regular de jornadas laborales y conciliar su vida profesional con la personal y familiar
Las principales consecuencias de estas condiciones laborales son sufrir mayores situaciones de estrés, el síndrome del profesional quemado y cansancio, además de un claro desgaste físico, psicológico y emocional.
En el caso de los pacientes, y pese a los esfuerzos realizados por parte de los profesionales, esta precariedad laboral repercute negativamente en la atención que reciben y su seguridad asistencial se ve comprometida. Entre otros problemas, se produce una mayor saturación en las Urgencias, se cancelan consultas y hay un aumento de las listas de espera, concluyen desde la organización sindical.
Nota de prensa: SATSE