En un contexto global marcado por la creciente competencia en inteligencia artificial y un renovado impulso hacia la independencia energética, la administración estadounidense ha dado un paso significativo para fortalecer su base industrial nuclear. Mediante una nueva orden ejecutiva, el presidente se propone reactivar el sector de la energía nuclear, un área que, a pesar de haber sido pionera en su desarrollo, ha visto disminuir su capacidad y competitividad a lo largo de los años.
La orden detalla una serie de medidas que buscan revitalizar la infraestructura de combustible nuclear del país, la cual ha estado severamente afectada, aumentando así la dependencia de fuentes extranjeras. Este enfoque se enmarca en un contexto donde el 87% de los reactores nucleares instalados a nivel mundial desde 2017 provienen de diseños de solo dos países. Con este trasfondo, la administración considera urgente una estrategia que no solo aumente la producción interna de uranio, sino que también garantice cadenas de suministro civil seguras, mejorando la eficiencia en el licenciamiento de reactores avanzados.
El plan propuesto abarca la revisión y posible modificación de las leyes actuales para apoyar la gestión de residuos nucleares y el desarrollo de capacidades avanzadas en el ciclo del combustible. Además, se sugiere la creación de un informe que evalué la efectividad de los procesos de reciclaje, reprocesamiento y la gestión de combustibles gastados, con especial énfasis en la colaboración entre el Departamento de Energía y el Departamento de Defensa.
Para maximizar la capacidad nuclear existente, la administración se ha fijado metas ambiciosas, como la construcción de diez nuevos reactores grandes para 2030 y la realización de aumentos de potencia en plantas nucleares ya operativas. Con el objetivo de potenciar estas iniciativas, se priorizarán recursos para facilitar la reactivación de plantas cerradas y la finalización de proyectos nucleares comenzados y posteriormente pausados.
El fortalecimiento de la fuerza laboral en el sector nuclear también es una prioridad, con medidas enfocadas en aumentar la participación en programas de formación y aprendizaje en el ámbito de la energía nuclear. Esto incluye un llamado a los departamentos de Trabajo y Educación para promover la formación en carreras relacionadas con la energía nuclear.
Al mismo tiempo, el gobierno se compromete a explorar la posibilidad de hacer que plantas nucleares cerradas se conviertan en centros de energía para microredes militares, haciendo hincapié en la interconexión del sector energético con necesidades de defensa nacional.
Este renovado enfoque hacia la energía nuclear refleja no solo una respuesta a los desafíos inmediatos en términos de energía y seguridad, sino también un intento de asegurar la posición de Estados Unidos en la vanguardia de las tecnologías nucleares en un mundo cada vez más competitivo. La administración establece un marco claro para avanzar en su agenda, buscando transformar la energía nuclear en una pieza clave de su estrategia para el futuro energético y de seguridad nacional del país.
Fuente: WhiteHouse.gov