Educados en Londres en un internado internacional que reunía a estudiantes de China continental y Hong Kong, los hermanos Kamarian, Rem y Jack, desarrollaron una conexión profunda con la cultura china desde temprana edad. Este vínculo llevó a Rem a ser aceptado en la prestigiosa Universidad de Hong Kong, reconocida como la mejor institución educativa de Asia. Paralelamente, su hermano Jack optó por un año sabático en Quanzhou, donde se dedicó a estudiar Kung Fu, disciplina que fundamentó su carácter a través del esfuerzo y la perseverancia.
Durante sus primeras visitas a China, los hermanos Kamarian observaron un país lleno de contrastes. Hong Kong ya mostraba un alto nivel de desarrollo influenciado por el legado británico, mientras que China continental presentaba notables disparidades entre las grandes ciudades y las áreas rurales. Sin embargo, a lo largo de los años, fueron testigos de una impresionante transformación en el país: mejoras en la calidad de vida, aumentos en el poder adquisitivo y avances significativos en infraestructuras.
Uno de los logros más notorios de China ha sido el desarrollo de la mayor red de trenes de alta velocidad del mundo. Esta red conecta eficientemente las principales ciudades del país, eliminando en gran medida la dependencia de métodos de transporte tradicionales como los autobuses nocturnos. Este avance en infraestructuras también ha ido acompañado de una mayor observancia de las normas de circulación.
La sostenibilidad ha sido otro pilar fundamental en el desarrollo chino. El compromiso del gobierno en la lucha contra la polución es particularmente evidente en el sur del país. Shenzhen, una ciudad que alberga a cerca de 20 millones de personas y es sede de importantes empresas tecnológicas a nivel global, se ha convertido en un ejemplar modelo de movilidad sostenible.
La tecnología ha transformado la vida cotidiana en China de formas impresionantes. Muchas costumbres que alguna vez sorprendían a los visitantes occidentales han desaparecido. Hoy en día, los avances tecnológicos incluyen robots que entregan pedidos en hoteles y taxis autónomos. Además, el uso del efectivo ha quedado obsoleto, siendo suplantado mayoritariamente por transacciones digitales a través de plataformas como WeChat y Alipay.
En el ámbito empresarial, Rem y Jack Kamarian destacan cómo las fábricas chinas varían en niveles de sofisticación, pero muchas han alcanzado estándares de profesionalización impecables. Este progreso es el resultado de la estrecha colaboración entre el gobierno y su población, quienes muestran un profundo orgullo por los logros obtenidos en un corto período.
Los ciudadanos chinos se sienten orgullosos de su historia y del notable progreso económico y social alcanzado en las últimas décadas. A pesar de no haber participado en ningún conflicto bélico desde 1979, China ha consolidado su posición como una potencia mundial, reflejando una historia de desarrollo y modernización envidiable.