Durante la temporada estival, el aumento de las temperaturas puede causar diversos malestares en nuestro cuerpo, siendo uno de los más comunes la hinchazón de pies y piernas. Este fenómeno ocurre cuando el cuerpo, tratando de enfriarse ante el calor, induce la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos. Este último proceso, aunque esencial para regular la temperatura corporal, provoca que la sangre circule más lentamente, especialmente en las extremidades, facilitando la acumulación de líquidos y, por tanto, la hinchazón.
Este problema afecta actualmente al 20-30% de la población adulta y se incrementa en la unidad médica femenina, siendo más propensas a sufrirlo. Además, a partir de los 50 años, el 50% ya ha experimentado síntomas asociados al síndrome de las piernas cansadas, según datos de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC). El verano, al causar una mayor dilatación de las venas y el extravasado de líquido hacia el espacio intersticial, agrava las condiciones para quienes padecen de insuficiencia venosa, además de estar asociado a condiciones como el hipotiroidismo, enfermedades renales o cardíacas, y ciertos medicamentos que pueden exacerbar la situación.
Adicionalmente, la vasodilatación expande el riesgo de presentar hipotensión ortostática, un descenso brusco de la presión al pasar a una posición erguida, incrementando las probabilidades de mareos o desmayos, especialmente en personas mayores o con predisposición a la hipotensión. Es igualmente importante considerar que las etapas de inmovilidad, comunes durante los viajes largos de verano, pueden aumentar el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP), empeorando los síntomas de hinchazón en las extremidades.
Para enfrentar este desafío, el estilo de vida y la alimentación juegan un papel crucial. La Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España, enfatiza la importancia de la vasodilatación como mecanismo regulador del cuerpo que se ve afectado negativamente cuando nuestras venas no funcionan óptimamente. Destaca, además, que una alimentación adecuada, junto con mantenerse activo, puede ser de gran ayuda para mitigar estos síntomas.
Siguiendo la experiencia de Cigna Healthcare, se propone una serie de recomendaciones para sobrellevar mejor el verano, entre ellas:
Hidratación y alimentación saludable: Consumir suficiente agua y alimentos ligeros como frutas y verduras facilita la circulación sanguínea y la gestión de la temperatura corporal.
Ropa adecuada: Optar por prendas ligeras, holgadas y de tejidos transpirables, así como utilizar compresión graduada en áreas propensas a hincharse, puede aminorar la sensación de fatiga y mejorar la circulación.
Precaución con el sol: Evitar la exposición prolongada al sol y utilizar agua fría o geles refrescantes puede contrarrestar los efectos nocivos del calor sobre la circulación.
Ejercicio moderado: Actividades como la natación o el aquagym, así como ejercicios específicos de piernas, fomentan una mejor circulación y alivian los síntomas.
- Movilidad en viajes prolongados: Realizar paradas frecuentes para estirarse y caminar, además de ejercitar los tobillos y pies, favorece la circulación durante largos periodos de inmovilidad, como los viajes en coche, tren o avión.
Atender a estos consejos no solo contribuirá a disfrutar de un verano más placentero sino también a preservar nuestra salud vascular a largo plazo.
