El presidente Donald J. Trump ha firmado una Memorando Presidencial de Seguridad Nacional destinado a reforzar la política de Estados Unidos hacia Cuba, marcando un regreso a las tácticas más firmes de su primer mandato. Esta acción se produce en un contexto donde el gobierno cubano sigue enfrentando críticas por sus prácticas represivas y su manejo de los derechos humanos.
Con esta nueva medida, la administración de Trump busca revertir los cambios realizados durante la gestión de su predecesor, Joe Biden, que habían suavizado la presión sobre La Habana. Entre las acciones más destacadas, se incluye la prohibición de transacciones financieras con entidades controladas por las fuerzas militares cubanas, como Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), cuyo control ha sido acusado de contribuir a la crisis económica que vive la población cubana.
Además, se reforzará el embargo económico, y se prohibirá el turismo a Cuba, garantizando un seguimiento riguroso de las transacciones relacionadas con los viajes a la isla. Esta política incluye auditorías regulares y la obligación de registrar todas las actividades de viaje durante al menos cinco años. Este énfasis en la justicia económica busca evitar que recursos destinados al bienestar del pueblo cubano terminen en manos del régimen.
Pero el NSPM no solo se enfoca en restricciones; también busca apoyar al pueblo cubano mediante el fortalecimiento del acceso a internet, la promoción de la libre empresa y la libertad de expresión. Trump se ha comprometido a seguir apoyando a los cubanos en su lucha por un futuro más libre y próspero, destacando que la represión y la violencia ejercidas por el régimen deben terminar.
La administración también ha manifestado su intención de mantener la política de «Pies Mojados, Pies Secos», que desalienta la migración ilegal y busca disuadir los intentos peligrosos de cruzar el estrecho de la Florida. Esta política refleja una preocupación por la seguridad de los cubanos que buscan escapar de la opresión.
En un anuncio más contundente, Trump ha calificado a Cuba como un estado patrocinador del terrorismo, alineando sus esfuerzos en esta dirección con un compromiso a largo plazo de responsabilizar al régimen cubano por sus acciones. En sus declaraciones, ha reiterado su promesa de apoyar a los cubanos en su búsqueda de justicia y dignidad, algo que para muchos en la isla sigue siendo una lucha diaria.
Con este giro en la política estadounidense hacia Cuba, la administración Trump busca posicionarse firmemente en la defensa de los derechos humanos y en el apoyo a la libertad, una postura que resuena con muchos de los cubanos que anhelan un cambio en su realidad. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre las implicaciones futuras de tales decisiones y el impacto que tendrán tanto en la diáspora cubana como en el bienestar de los que quedan en la isla.
Fuente: WhiteHouse.gov