La reciente orden ejecutiva emitida desde la Casa Blanca pone de manifiesto un ambicioso plan para revitalizar la industria marítima de Estados Unidos, un sector que ha enfrentado años de declive a causa de la desatención gubernamental y la creciente competencia internacional. Con un enfoque en la recuperación de la capacidad de construcción naval y la fuerza laboral del país, la iniciativa se propone revertir una tendencia preocupante que ha visto a Estados Unidos reduciendo su participación en la construcción de buques comerciales a menos del uno por ciento del total global, en contraposición al 50 por ciento que corresponde a la República Popular China.
En un contexto donde la seguridad nacional se ve comprometida por esta mera dependencia del extranjero, la orden expone que la estrategia implica asegurar financiamiento federal constante, hacer que los buques construidos y registrados en EE. UU. sean competitivos en mercados internacionales y ampliar la capacitación y retención de empleados en el ámbito marítimo. La cuestión es doble: no sólo se busca recuperar la industria local, sino también mitigar las vulnerabilidades en términos de seguridad que surgen de una industria marítima debilitada.
La implementación del plan contempla la presentación de un «Maritime Action Plan» en un plazo de 210 días, coordinando esfuerzos entre varias agencias gubernamentales, desde Defensa y Comercio hasta Transporte y Seguridad Nacional. Este plan tiene como objetivo crear un conjunto integral de acciones que aborden las debilidades actuales en la infraestructura marítima de EE. UU., evaluar opciones para la inversión en capacidades de construcción naval y desarrollar cadenas de suministro para componentes marítimos.
El enfoque también se extiende a la creación de zonas de prosperidad marítima, destinadas a incentivar inversiones en comunidades costeras y regiões interiores, buscando expandir la actividad de la industria más allá de los tradicionales centros de construcción naval. A su vez, se planea establecer un fondo de confianza de seguridad marítima que garantice un apoyo constante a programas que fortalezcan este sector crucial.
Además, la orden establece medidas claras para abordar desafíos como la evasión de tarifas de mantenimiento del puerto a través de prácticas comerciales que afectan el comercio marítimo en EE. UU. Estas acciones buscan asegurar que los bienes importados vía marítima sean adecuadamente gravados al llegar a puertos estadounidenses, abordando así las lagunas que se han utilizado para eludir costos debido a prácticas de transferencia intermodal.
Desde un ámbito más amplio, esta estrategia también contempla una colaboración más estrecha con aliados y países afines, con el fin de alinear políticas comerciales y fomentar una mayor interacción en la construcción naval. Esto incluye la distribución de incentivos para que los constructores navales en naciones aliadas colaboren en proyectos dentro de EE. UU., aumentando así la autosuficiencia en la construcción de buques.
El compromiso del gobierno, caracterizado por una serie de secciones de acción rápida, refleja un enfoque pragmático y multifacético hacia la recuperación de la soberanía marítima estadounidense, garantizando que el país pueda no solo reconstruir su industria naval, sino también posicionarse nuevamente como un líder en este sector estratégico. La implementación de estas medidas será vital en un contexto donde la fortaleza marítima es sinónimo de seguridad nacional y estabilidad económica a largo plazo.
Fuente: WhiteHouse.gov