En la vida moderna, el estrés ha tomado un lugar preponderante como una constante silenciosa que afecta a un gran número de personas, muchas veces sin que estas sean plenamente conscientes de su influencia. Las demandas del entorno laboral y el frenético ritmo de las distintas actividades cotidianas, incluso durante los momentos de ocio, mantienen a un significativo segmento de la población en un estado de alerta constante. Quironprevención, una entidad dedicada a la salud y el bienestar, señala que aunque el estrés es inherentemente una reacción fisiológica natural diseñada para enfrentar situaciones demandantes, su descontrol y cronificación pueden tener repercusiones perjudiciales notables para la salud.
Aunque el estrés se asocia comúnmente con el sistema nervioso, sus efectos van mucho más allá. Algunas de las patologías más comunes derivadas del estrés incluyen la ansiedad, trastornos del sueño y una reducción en la motivación personal. Con el tiempo, el estrés crónico puede debilitar significativamente el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad del organismo a infecciones recurrentes. Además, investigaciones han revelado que el mantenimiento de un estado constante de alerta puede reducir la eficacia de las vacunas.
El estrés también conlleva riesgos cardiovasculares, como el incremento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y alteraciones metabólicas que pueden manifestarse en un aumento de los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa en sangre, especialmente durante la noche. Estas alteraciones pueden llevar a un aumento del perímetro abdominal y del peso corporal general.
A nivel digestivo, expertos de Quironprevención identifican tres síntomas principales que afectan el estado nutricional debido al estrés: en primer lugar, la pérdida de apetito, que puede provocar desequilibrios alimenticios y agravar el bienestar general. En segundo lugar, los problemas intestinales como el colon irritable, úlceras, diarreas y vómitos pueden comprometer seriamente la absorción de nutrientes esenciales. En tercer lugar, las alteraciones metabólicas pueden llevar a condiciones como hipercolesterolemia, diabetes reactiva, y hipertrigliceridemia.
Estos factores pueden intensificar el ciclo negativo de una persona atrapada en el estrés crónico, donde los síntomas se agravan de manera progresiva. En esta línea, Quironprevención subraya la importancia del apoyo psicológico como parte integral del tratamiento del estrés, junto con la adopción de una alimentación adecuada y la realización de actividad física como elementos cruciales para mejorar la salud y el bienestar.
En cuanto a recomendaciones nutricionales para combatir el estrés, se sugiere que la dieta de una persona afectada por el estrés se enfoque en pautas de alimentación equilibrada, con especial atención en la inclusión de frutas y verduras, cereales de calidad, legumbres, frutos secos, carnes y pescados. Es igualmente vital evitar el consumo de alimentos ultraprocesados y grasas poco saludables, así como limitar excitantes como el café y el alcohol. Reducir el consumo de sal también es recomendable, ya que la hipertensión puede exacerbar el estrés. En cambio, la inclusión de grasas saludables, presentes en el aceite de oliva y el pescado azul, ha mostrado beneficios en el tratamiento de la depresión y la ansiedad.
El Equipo de Endocrinología, Nutrición y Dietética de Quironprevención sugiere incorporar alimentos específicos que pueden ayudar a mitigar el estrés. Entre ellos se encuentran los garbanzos, que actúan como antidepresivos naturales, y las almendras, ricas en vitaminas del grupo B que favorecen el equilibrio del sistema nervioso. El ajo crudo también contribuye a mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.
Asimismo, la cúrcuma se destaca como una especia capaz de reducir el estrés y la irritabilidad, mientras que los arándanos ayudan a contrarrestar los efectos negativos del estrés. Finalmente, el té verde puede ser beneficioso, ya que sus compuestos ayudan a mitigar los efectos del estrés psicológico. Adoptar hábitos saludables representa así un paso crucial para mejorar el bienestar general y enfrentar el estrés de manera más efectiva.