Quirón Prevención Destaca la Importancia de Capacitar a Profesionales de Emergencia Frente al Aumento de Desastres Naturales

Los recientes desastres naturales han generado un renovado enfoque en los riesgos que enfrentan los equipos de emergencia. Fenómenos como los incendios devastadores en Los Ángeles y la DANA en el Levante español no solo han acarreado perdidas humanas y daños materiales catastróficos, sino que también han puesto en evidencia los variados riesgos laborales a los que se enfrentan los equipos en la primera línea de intervención. Según el Área de Formación de Quirón Prevención, estos riesgos van más allá de las lesiones físicas más evidentes, como caídas o golpes, y abarcan exposiciones a materiales peligrosos y sustancias tóxicas. Sin embargo, los efectos psicológicos derivados de trabajar en circunstancias extremas y prolongadas, como el estrés, la fatiga emocional y el trastorno por estrés postraumático (TEPT), son quizás los más alarmantes.

La implementación de programas de apoyo psicológico y la gestión del estrés son elementos cruciales para asegurar que los equipos de emergencia estén preparados no solo físicamente, sino también emocionalmente. Fomentar el trabajo en equipo y mejorar la comunicación son estrategias clave para prevenir la fatiga y los trastornos relacionados con el estrés que afectan a estos profesionales.

Un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que más del 60% de los trabajadores de emergencia han sufrido lesiones musculoesqueléticas, a menudo debido a la intensa presión física que enfrentan inmediatamente después de un desastre. La rapidez con que los equipos deben actuar para salvar vidas o mitigar daños materiales se traduce en un trabajo bajo constante presión.

La formación integral de los equipos de emergencia se presenta como un elemento esencial para mitigar estos riesgos. Desde Quirón Prevención se sugiere que la capacitación no solo debe abordar los aspectos técnicos, como el uso adecuado de equipos de protección individual (EPI) y técnicas de rescate, sino también incluir formación psicológica para preparar a los profesionales para el impacto emocional del trabajo en situaciones extremas.

El uso correcto de EPI, como cascos, guantes, trajes especiales y respiradores, puede reducir en un 50% las lesiones físicas, pero esto solo es efectivo si se combina con simulacros realistas. Estas prácticas permiten a los equipos experimentar condiciones similares a las de un desastre real, garantizando que estén capaces de actuar de manera eficaz y segura.

En conclusión, solo a través de una preparación integral se podrá asegurar no solo la seguridad de los afectados por desastres naturales, sino también la de los profesionales que trabajan incansablemente para mitigar sus efectos. La formación continua y el apoyo integrado en los equipos de emergencia son esenciales para enfrentar el desafío que estos fenómenos naturales representan.

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