En una jornada marcada por el optimismo económico, el presidente Donald J. Trump anunció un acuerdo histórico con China, logrando avances significativos en la relación comercial entre ambas naciones. Este acuerdo, que se produce tras la reciente negociación con el Reino Unido, establece un marco para la reducción de tarifas y la eliminación de medidas de represalia.
Durante el fin de semana, negociadores de los Estados Unidos y China se reunieron en Ginebra, Suiza, donde emitieron el primer comunicado conjunto sobre comercio en años. En este documento, ambas partes se comprometieron a fortalecer su relación económica y comercial vital, considerando la importancia de esta conexión no solo para las naciones implicadas, sino para la economía global.
Una de las premisas centrales de este acuerdo es la reducción mutua de tarifas, con un compromiso de ambas naciones para disminuir las tarifas en un 115%, manteniendo al mismo tiempo una tarifa base del 10%. Los Estados Unidos, no obstante, conservarán algunas medidas transitorias que se implementaron previamente, asegurando así cierto nivel de protección para su manufactura.
Por su parte, China se comprometió a eliminar las tarifas de represalia impuestas desde principios de abril y a suspender o retirar las contramedidas no arancelarias tomadas contra Estados Unidos. Aunque establecerá un período de gracia de 90 días, durante el cual retendrá una tarifa del 10%, también hay un compromiso para continuar las negociaciones encaminadas a facilitar el acceso al mercado para las exportaciones estadounidenses.
Este acuerdo no solo intenta mitigar el déficit comercial, que alcanzó los 295.4 mil millones de dólares en 2024, sino que también aborda las prácticas comerciales desleales que han contribuido a la deslocalización de empleos en el ámbito norteamericano. Trump enfatizó que esta política busca proteger los intereses estadounidenses y asegurar un campo de juego equilibrado para los trabajadores y productores del país.
En un movimiento que va más allá de lo económico, el acuerdo incluye una cooperación más estrecha en la lucha contra la crisis de fentanilo, problemática que ha afectado gravemente a Norteamérica. Ambas naciones han acordado tomar medidas agresivas para frenar el flujo de fentanilo y otros precursores químicos que alimentan la producción ilícita de drogas.
Con la representación de líderes de alto nivel de ambos países, se instituirá un mecanismo que permitirá continuar las discusiones sobre comercio y economía en el futuro. La administración Trump se presenta así como un mediador firme en una era de retos económicos globales, subrayando su compromiso de priorizar el bienestar de los trabajadores estadounidenses y estabilizar su base industrial.
Fuente: WhiteHouse.gov