El presidente Donald J. Trump ha firmado recientemente una orden ejecutiva con el objetivo de incrementar la producción nacional de minerales en Estados Unidos. Esta medida busca agilizar los procesos de permisos, reforzar la seguridad nacional y reducir la dependencia del país de minerales importados, especialmente en un contexto geopolítico cada vez más complejo.
La nueva directiva requerirá que diversas agencias gubernamentales compilen una lista de proyectos de producción mineral que han enviado planes de operación o solicitudes de permisos. Esto permitirá una revisión más rápida de estos proyectos, alineándolos con las iniciativas del Consejo Nacional para la Dominancia Energética (NEDC). Además, se considerarán nuevos proyectos para obtener el estatus de FAST-41, lo cual facilita aún más su aprobación.
Entre las propuestas destacadas figura un nuevo conjunto de recomendaciones al Congreso sobre cómo tratar el desecho de rocas, relaves y residuos mineros en virtud de la ley minera de 1872. Para asegurar que los intereses de producción mineral prevalezcan, el Secretario del Interior priorizará estas actividades sobre otras en terrenos federales que contengan depósitos críticos.
La orden también hace uso de la Ley de Producción de Defensa (DPA) para aumentar la capacidad de producción mineral nacional. Se anunciarán medidas de financiamiento, préstamos y apoyo de inversión para nuevos proyectos, incluida la creación de un fondo de minerales críticos, diseñado en colaboración con la Corporación de Finanzas para el Desarrollo Internacional de EE. UU. y el Departamento de Defensa.
La urgencia detrás de estas acciones radica en la creciente necesidad de minerales que son considerados vitales para tecnologías emergentes. Estados Unidos es actualmente 100% dependiente de importaciones para al menos 15 de estos minerales críticos, lo que plantea serias amenazas económicas y de seguridad, mientras que más del 50% de su consumo de minerales no energéticos proviene también del extranjero.
Además, se subraya que naciones como China, Irán y Rusia controlan importantes reservas de minerales esenciales para EE. UU., creando un riesgo de seguridad nacional. En particular, aproximadamente el 70% de las importaciones de tierras raras en Estados Unidos provienen de China, lo que hace más apremiante que el país establezca una industria de producción mineral robusta que lo haga competitivo globalmente, sin depender en exceso de cadenas de suministro extranjeras.
Los minerales críticos son fundamentales no solo para la economía, sino también para la preparación militar. Son componentes clave en la fabricación de tecnología de defensa, como aviones de combate, satélites y sistemas de orientación de misiles. La administración Trump ha subrayado su compromiso con la independencia en este sector, reafirmando que el objetivo es convertir a EE. UU. en el principal productor y procesador de minerales críticos.
Durante su primer mandato, el presidente Trump implementó estrategias para asegurar abastecimientos seguros de minerales esenciales y, al regresar a la oficina, reactivó estas políticas con la firma de la nueva orden. Junto a esto, se avanzó en proyectos cruciales como el Ambler Access Project, que facilitará la minería de metales en el norte de Alaska.
Con estos esfuerzos, el gobierno busca no solo asegurar el suministro de recursos necesarios para la defensa y la tecnología, sino también fomentar la creación de empleos en un sector vital para el crecimiento y la independencia económica del país.
Fuente: WhiteHouse.gov