El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, ha intensificado su enfoque para hacer frente al creciente fenómeno del antisemitismo en el país mediante la firma de un nuevo decreto ejecutivo. Esta acción, que se desarrolla en el contexto de una reciente ola de ataques y hostigamientos, busca movilizar todos los recursos federales disponibles para combatir la escalada de actos antisemitas, reflejando una respuesta contundente a los eventos violentos que comenzaron tras los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023.
El decreto expande las instrucciones establecidas en la orden ejecutiva 13899, obligando a cada departamento y agencia federal a realizar una revisión minuciosa de las autoridades legales disponibles para el combate al antisemitismo. Dentro de un plazo de sesenta días, se espera que estos informes sean presentados a la Casa Blanca, lo que indicará un esfuerzo coordinado en diversas esferas del gobierno.
El Departamento de Justicia tiene instrucciones de actuar de inmediato para restablecer el orden público y abordar lo que se ha descrito como una campaña de vandalismo y hostigamiento organizado por individuos pro-Hamas, junto con elementos de la izquierda radical en los campus universitarios y en las calles de América. El nuevo plan incluye medidas para investigar y sancionar el racismo anti-judío, así como la expulsión de residentes que violen las leyes estadounidenses.
Este enfoque ha sido concebido como una respuesta a lo que la administración Trump considera una falta de acción por parte de la administración Biden. Según un informe de diciembre de 2024 de la Cámara de Representantes sobre el antisemitismo, se denuncia un «asombroso fracaso» del gobierno federal en la protección de los derechos civiles de los estadounidenses judíos, especialmente de los estudiantes.
A lo largo de su primer mandato, Trump había prometido adherirse a un firme apoyo hacia Israel y la comunidad judía en Estados Unidos. Entre sus logros, destaca el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén y la creación de los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios estados árabes, logrando un progreso significativo hacia la paz en la región.
Trump ha reiterado su compromiso de ser un defensor y protector de los ciudadanos judíos, asegurando que protegerá sus derechos civiles y que tomará medidas drásticas para enjuiciar crímenes de odio antisemitas. En un claro posicionamiento, Trump ha advertido a quienes simpatizan con Hamas que habrá repercusiones, incluyendo la revocación de visas de estudiantes para aquellos que participen en protestas pro-jihadistas en campus universitarios.
Con estas acciones, la administración Trump busca no solo combatir el aumento del antisemitismo, sino también reafirmar su promesa de ser un aliado firme de la comunidad judía en un momento de creciente tensión en el país. Esta ofensiva se presenta como una parte crucial de su plataforma política de cara a las próximas elecciones, donde la seguridad y la protección de los derechos civiles se han convertido en temas candentes para los votantes.
Fuente: WhiteHouse.gov
