El presidente Donald J. Trump ha dado un paso significativo hacia la revitalización de la industria del carbón limpio en Estados Unidos al firmar una nueva orden ejecutiva. Esta medida, que busca reafirmar la importancia del carbón en la matriz energética nacional, se produce en un momento en que el país busca fortalecer su capacidad de producción de energía y asegurar su autonomía energética.
La orden ejecutiva designa al carbón como un «mineral» bajo una normativa existente, lo que le otorgará a esta fuente de energía los beneficios asociados a tal clasificación. En un esfuerzo por eliminar obstáculos a la minería del carbón, se instruye a varias agencias federales a identificar recursos de carbón en tierras federales, priorizar el arrendamiento de estas áreas y revocar políticas que intenten desincentivar la producción de carbón.
Uno de los puntos más destacados de la orden es el fin de la moratoria impuesta por la exsecretaria del Interior, Sally Jewell, que detuvo los arrendamientos de carbón en tierras federales. Esta acción busca abrir la puerta a una mayor explotación de los recursos de carbón en beneficio de la economía estadounidense, que se estima podría agregar decenas de miles de millones de dólares anualmente.
En su declaración, Trump ha enfatizado que la industria del carbón es fundamental para la seguridad nacional y económica del país. Con el resurgimiento de la manufactura y la construcción de centros de procesamiento de datos alimentados por inteligencia artificial, la utilización de carbón se vuelve crucial para satisfacer la creciente demanda de electricidad. Se estima que la industria del carbón podría apoyar cientos de miles de empleos, contribuyendo significativamente a la economía y proporcionando empleo en comunidades que dependen de esta industria.
Además, el presidente ha indicado su intención de promover exportaciones de carbón y establecer acuerdos internacionales para su comercialización, así como acelerar el desarrollo de tecnologías relacionadas con el carbón. Estas iniciativas, según su administración, no solo fortalecerían la economía estadounidense, sino que también ayudarían a apoyar a los aliados en el extranjero dependientes de fuentes de energía confiables.
El mandatario también ha sido claro en su postura respecto a las energías renovables; ha reiterado su compromiso de hacer uso del «oro líquido» que se encuentra bajo el suelo estadounidense, que incluye no solo el carbón, sino también el petróleo, el gas natural y otras formas de energía accesibles. Este anuncio marca un retorno a una política energética más favorable al carbón, en un contexto donde la administración anterior había implementado regulaciones que, según el actual presidente, habrían perjudicado a la industria.
Con estas medidas, Trump pretende impulsar una oferta energética que no solo sea baja en costos, sino también abundante y estable, contribuyendo al objetivo de alcanzar la dominancia energética de Estados Unidos en el ámbito global.
Fuente: WhiteHouse.gov