En la reciente II Edición de los Premios A&U, un evento celebrado en la histórica ciudad de Cuenca, Ara y Noa González Cabrera, dos prometedoras arquitectas vallisoletanas, fueron reconocidas con el Premio COACM Emergente en la categoría de Rehabilitación. Su proyecto en la ‘Casa de la Sevillana’, ubicada en Sisante, Cuenca, les valió este prestigioso galardón, honrando su destacada labor en la transformación arquitectónica de edificaciones históricas.
El jurado elogió la intervención llevada a cabo por estas arquitectas, describiéndola como un proyecto que «enciende y acentúa la preexistencia, generando espacios contemporáneos». Este reconocimiento subraya la creatividad y valentía de las hermanas González Cabrera, quienes están decididas a dejar su marca en el mundo de la arquitectura mediante un enfoque que amalgama lo tradicional con lo contemporáneo.
Ara González Cabrera manifestó el entusiasmo que les generó recibir este premio más allá de las fronteras de su Castilla y León natal. Para ellas, este tipo de reconocimientos son fundamentales no solo para destacar su talento, sino también para enaltecer el valor de su trabajo a los ojos de sus clientes, ofreciendo una satisfactoria reverberación en el ámbito profesional.
Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Arquitectura y bajo el lema «proyectamos el futuro ahora», estas jóvenes arquitectas comparten una visión común con sus contemporáneos: un compromiso inquebrantable con el diseño sostenible y un respeto profundo por el impacto que sus obras pueden tener en el futuro.
La rehabilitación de la ‘Casa de la Sevillana’, un majestuoso edificio del siglo XVII, fue impulsada por un empresario local que apostó por el desarrollo rural. Esta colaboración entre Ara y Noa y los hermanos Carrilero, albañiles locales, ha permitido que el proyecto no solo conserve su esencia histórica, sino que también adopte las prácticas de sostenibilidad actuales mediante el uso de materiales locales y mejoras energéticas.
El reto de restaurar esta Casa Palacio no solo representó un desafío arquitectónico para las González Cabrera, sino también una oportunidad incomparable para demostrar cómo las nuevas generaciones pueden combinar la historia con la modernidad. Al revitalizar un espacio emblemático, estas arquitectas emergentes no solo honran su oficio, sino que también abren un camino de posibilidades para el futuro de la arquitectura sostenible.