En un momento de emotividad televisiva, el programa de Sonsoles Ónega ha dado voz a Pipi Estrada, quien ha compartido su preocupación por la compleja situación que enfrenta Miriam Sánchez. El colaborador de «El chiringuito de jugones» no solo habló sobre la racha difícil de la excolaboradora, sino que también se abrió sobre sus propias experiencias, generando un clima de empatía y reflexión.
Estrada, recordando su propia lucha en el pasado, utilizó la expresión «se ha apagado» para describir la actual batalla de Miriam. Su relato no solo resonó por la sinceridad del testimonio, sino también por la conexión que estableció con sus propias vivencias. En sus palabras, el periodista revivió una etapa difícil que lo llevó a entrar en pánico, sintiendo que la presión le superaba. Afortunadamente, encontró apoyo en una figura clave de su vida profesional.
El momento culminante del encuentro se produjo cuando Estrada reveló que el director de Onda Cero de esos años, Fernando Ónega, padre de la presentadora, fue quien le dio el impulso que necesitaba. «Me dio cariño, respeto y confianza», expresó el colaborador, mientras la sorpresa y la emoción iluminaban el rostro de Sonsoles. Su reacción, un beso a la cámara para su padre, simbolizó un momento de unión familiar en medio de la conversación sobre salud mental.
Sin embargo, el relato no tuvo un final completamente feliz. Pipi Estrada desveló que, tras un tiempo, el nuevo director había decidido prescindir de sus servicios, un giro que refleja la precariedad que a menudo enfrenta quien trabaja en medios de comunicación.
La conversación no solo se centró en el pasado, sino también en el presente. Estrada hizo hincapié en la necesidad de abordar con seriedad los problemas de salud mental, revelando que Miriam «huye de la televisión» y se ve abrumada por el miedo al rechazo. Este testimonio se convierte en un llamado a la reflexión sobre la importancia de la salud mental, un tema que, aunque poco discutido, toca cada vez a más personas en el ámbito público como en el personal.
El programa de Sonsoles Ónega, en este sentido, no solo ha servido como plataforma de expresión para Estrada, sino que también ha abierto un espacio para visibilizar estas realidades complejas, recordando a todos que, detrás de las cámaras y los focos, hay historias humanas que merecen ser escuchadas y comprendidas.