Los juicios rápidos son un procedimiento judicial regulado en el artículo 795 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que tiene como objetivo agilizar la instrucción y enjuiciamiento de delitos castigados con penas privativas de libertad que no excedan de los 5 años, o con otras penas cuya duración no exceda de los 10 años.
El despacho de abogados en Madrid Péréz Matey & Asociados explica que este tipo de juicios se aplican en casos en los que la Policía Judicial haya detenido a una persona y la haya puesto a disposición del Juzgado de guardia, o haya citado a una persona como denunciado en un atestado policial.
Además, se exigen ciertas circunstancias para la aplicación de estos juicios, como que se trate de delitos flagrantes o de delitos como lesiones, coacciones, amenazas o violencia física o psíquica habitual cometidos contra personas con las que se mantenga o se haya mantenido cualquier relación de afectividad. También se aplican para delitos como hurto, robo, seguridad del tráfico, delitos contra la seguridad pública y delitos contra la propiedad ajena, referidos al artículo 263 del Código Penal.
El procedimiento de los juicios rápidos consta de dos fases: la fase de instrucción y la fase de enjuiciamiento. En la fase de instrucción se practican las diligencias necesarias y se fijan los hechos que se enjuiciarán. En esta fase, pueden darse tres situaciones: el sobreseimiento por falta de pruebas, un acuerdo entre el investigado y el Ministerio Fiscal que lleve a una sentencia de conformidad, o la falta de acuerdo y la remisión de las actuaciones al Juzgado de lo Penal para la celebración de juicio oral.
Los casos más comunes que se tramitan mediante juicios rápidos son los delitos de violencia de género y los delitos contra la seguridad vial, en particular por alcoholemia. En estos casos, se suele alcanzar un acuerdo con el Ministerio Fiscal para obtener una reducción de la condena.
La celebración de los juicios rápidos es muy breve y las citaciones para el mismo suelen ser programadas rápidamente, por lo que es importante contar con un buen abogado penalista que pueda preparar la mejor defensa en poco tiempo y ayudar al cliente a decidir cuál es la opción más ventajosa.
En conclusión, los juicios rápidos son una modalidad de procedimiento judicial que busca agilizar la justicia en casos de delitos castigados con penas no demasiado graves. Estos juicios tienen características particulares y suelen aplicarse en casos de violencia de género y delitos contra la seguridad vial. Contar con un abogado especializado en este tipo de casos es fundamental para obtener la mejor defensa.