El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha asegurado que el Ministerio de Transportes, cuya cabeza es Óscar Puente, ha adquirido un firme compromiso para impulsar la última fase de la autovía A-40. Esta obra promete conectar Cuenca con la autovía A-5 en Maqueda, y se ha proyectado como «la M-70 de Madrid», una infraestructura vial fundamental para la región.
En un evento organizado por el medio digital encastillalamancha.es, el mandatario regional destacó la importancia estratégica de dicha autovía. Una vez completada la conexión entre la A-4 en Ocaña y la capital toledana, se facilitará una ruta transversal que enlazará directamente la A-3 con la A-5. García-Page señaló que esta vía será crucial para el desarrollo del centro de España durante las próximas décadas, convirtiéndose así en una pieza clave para una expansión y crecimiento sostenido.
El presidente considera que la finalización de esta infraestructura constituye «una ocasión de oro» para que el enfoque de España se expanda más allá de su tradicional orientación mediterránea y se abra al oeste peninsular. Esta perspectiva no solo beneficiará a la economía y al desarrollo de la región, sino que también tendrá un impacto significativo en localidades específicas, como Talavera de la Reina y su área de influencia.
García-Page también hizo un énfasis en la transformación de Castilla-La Mancha desde su autonomía, pasando de ser una región que estaba en un «medio» geográfico, a ocupar una posición central en el país. Este cambio trae consigo la captación de interés y oportunidades derivadas de su ubicación estratégica, subrayando que se han sabido capitalizar estos factores a lo largo de los 45 años de autonomía de la comunidad.
