Desde el 8 de marzo de 2019, con la entrada en vigor del Real Decreto-ley 8/2019, todas las empresas españolas, independientemente de su tamaño o el sector al que pertenezcan, están obligadas a realizar el registro diario de la jornada laboral de todos sus empleados. Esta normativa, destinada a fomentar la transparencia laboral y a controlar las horas extraordinarias, exige que se registre el horario preciso de inicio y finalización de la jornada de trabajo de cada empleado, así como las pausas o interrupciones que se produzcan.
Puigverd Assessors, un reconocido nombre en el ámbito de la consultoría empresarial, enfatiza que, para ajustarse a esta normativa, los registros deben ser tanto fiables como objetivos. De lo contrario, podría asumirse por defecto que la jornada laboral comprende todo el periodo entre la hora de entrada y la hora de salida registradas, correspondiendo a las empresas la carga de probar cualquier alegación diferente.
Los métodos para cumplir con este requisito pueden variar, desde sistemas manuales, como las hojas de registro en papel donde los trabajadores anotan su entrada y salida, hasta sistemas digitales, como aplicaciones móviles y software que permitan un registro preciso de estas jornadas. También se utilizan tarjetas de proximidad, que los empleados pasan por un lector al entrar y salir del trabajo. Sea cual sea el sistema utilizado, es crucial que este asegure la inalterabilidad y fiabilidad de los datos, que además deben quedar accesibles a trabajadores, sindicatos y la Inspección de Trabajo y Seguridad Social por un periodo mínimo de cuatro años.
Además del registro diario, las empresas están obligadas a elaborar y hacer público un calendario laboral anual, visible en cada centro de trabajo, en el que se especifican aspectos como la jornada anual, los horarios de trabajo, días festivos y periodos de vacaciones, entre otros.
Las consecuencias de no cumplir con esta normativa pueden ser significativas, llegando a considerarse una falta grave sancionable con multas de hasta 6.250 euros. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social juega un papel clave en la supervisión y cumplimiento de esta ley.
La obligatoriedad del registro de la jornada laboral ha supuesto importantes beneficios en términos de transparencia y equidad laboral, contribuyendo a la reducción de las horas extras no remuneradas y mejorando las condiciones de trabajo. Sin embargo, este cambio también representó un desafío para muchas empresas, en especial las pequeñas y medianas, que han tenido que adaptar sus sistemas y procedimientos internos para asegurar el cumplimiento de la normativa.
En conclusión, la implementación de estos registros laborales representa un avance notable hacia la igualdad y justicia en el ámbito laboral, con un impacto significativo tanto para la gestión empresarial como para los derechos de los trabajadores en España.