Las fuerzas de seguridad nigerianas no actuaron sobre los avisos recibidos por adelantado de que un convoy de combatientes de Boko Haram se dirigía a una localidad en la que secuestraron a 110 estudiantes el mes pasado. Así lo ha revelado una investigación llevada a cabo por Amnistía Internacional.
El ejército no respondió cuando, el 19 de febrero, Boko Haram lanzó un asalto armado contra el Colegio Gubernamental Femenino de Ciencias y Técnica de Dapchi, estado de Yobe, un ataque que recuerda escalofriantemente al tristemente famoso secuestro de las niñas de Chibok en 2014.
“Las autoridades de Nigeria deben investigar los injustificables fallos de seguridad que permitieron que se llevara a cabo este secuestro sin que hubiera intentos tangibles de prevenirlo”, ha manifestado Osai Ojigho, directora de Amnistía Internacional Nigeria.
“Como prioridad aún mayor, el gobierno debe utilizar todos los medios legítimos a su disposición para garantizar el rescate de estas niñas.”
“Las autoridades no parecen haber aprendido nada del secuestro de 276 estudiantes llevado a cabo en Chibok, estado de Borno, en 2014, y no han garantizado protección para la población civil en el noreste de Nigeria, concretamente en las escuelas para niñas.”
En respuesta al secuestro de Chibok, y para mejorar la seguridad en los centros escolares, se lanzó la Iniciativa Escuelas Seguras, actualmente coordinada por el Comité Presidencial sobre la Iniciativa del Noreste. Sin embargo, no parece existir ningún marco para prevenir nuevos secuestros, y el ejército nigeriano no parece ser capaz de proteger las escuelas frente a los ataques.
“Los datos de que dispone Amnistía Internacional sugieren que en la zona se han desplegado tropas insuficientes, y que la ausencia de patrullas y la falta de respuesta a los avisos y de voluntad de enfrentarse a Boko Haram han contribuido a esta tragedia”, ha declarado Osai Ojigho.
“Al igual que hicieron en Chibok hace cuatro años, las autoridades nigerianas han eludido su deber de proteger a la población civil. Pese a habérseles comunicado repetidamente que los combatientes de Boko Haram se dirigían a Dapchi, parece que la policía y el ejército no hicieron nada por evitar el secuestro.”
Amnistía Internacional recopiló testimonios de múltiples fuentes fidedignas que muestran que el ejército y la policía de Nigeria recibieron numerosas llamadas hasta cuatro horas antes del ataque a Dapchi, pero no tomaron medidas efectivas para impedir el secuestro o rescatar a las niñas cuando ya estaban en poder de los combatientes de Boko Haram.
El ejército retiró las tropas de la zona en enero, lo que significa que el personal más cercano tenía su base a una hora en automóvil de Dapchi.
Entre las dos y las seis y media de la tarde del 19 de febrero, las fuerzas de seguridad recibieron al menos cinco llamadas en las que les advertían de que el grupo armado se dirigía a Dapchi.
La primera llamada se hizo al mando del ejército en Geidam, a 54 km de Dapchi, y en ella se informó de que se había visto a combatientes de Boko Haram en Futchimiram dirigiéndose a Gumsa, un poblado a unos 30 km de Dapchi. Sin embargo, los datos documentados por Amnistía Internacional muestran que el ejército no hizo nada para enfrentarse a Boko Haram y garantizar la protección de la población civil.
El jefe militar, “al tanto de los movimientos de Boko Haram” cuatro horas antes del secuestro
La visión de un convoy armado en Futchimiram provocó de inmediato varias llamadas telefónicas para alertar a las autoridades. Las fuentes que informaron al jefe militar de Geidam a las dos de la tarde han declarado que les respondió diciendo que estaba al tanto de la situación y la estaba vigilando.
Hacia las tres de la tarde, el convoy llegó a Gumsa, donde permaneció hasta las cinco. La gente de Gumsa llamó a los residentes de Dapchi para advertirles de que los combatientes de Boko Haram se dirigían hacia allí. Uno de los residentes que recibió una de esas llamadas asegura que informó a un sargento de la policía, quien le prometió notificarlo al responsable del Departamento de Policía de Dapchi.
Hacia las seis y media de la tarde, cuando los residentes se dirigían a la mezquita para los rezos de la tarde, los miembros de Boko Haram entraron en Dapchi. Unos testigos afirman que vieron a combatientes de Boko Haram pedir instrucciones para llegar al puesto militar, la oficina del gobierno local y la escuela de niñas.
Una fuente policial de Dapchi dijo a Amnistía Internacional que los agentes habían huido porque temían que las fuerzas de los combatientes de Boko Haram fueran superiores a las suyas.
El gobierno debe investigar las causas fundamentales de la falta de respuesta
Una fuente con sede en el noreste de Nigeria dijo a Amnistía Internacional: “Lo único que el ejército tenía que hacer era enviar tropas a Gumsa desde Geidam o Babban Gida, y decir a sus tropas en Damasak, Kareto, Gubio y Magumeri que estuvieran alerta o hicieran patrullas.”
Una revisión de las acciones del ejército nigeriano llevada a cabo por el asesor de Amnistía Internacional sobre operaciones militares en situaciones de crisis concluyó también que la respuesta del ejército había sido terriblemente inadecuada. La revisión tomó en consideración las ubicaciones de los soldados y el tiempo que habrían tardado en llegar a Dapchi, así como la ruta seguida por Boko Haram.
Según las víctimas y los testigos entrevistados por Amnistía Internacional, Boko Haram salió de Gumsa en dirección a Dapchi hacia las cinco de la tarde, y llegó allí hacia las seis y media. Los combatientes salieron de Dapchi en torno a las siete y media de la tarde en dirección a Gumsa, donde, según afirman los residentes, llegaron hacia las nueve de la noche.
Durante el ataque se alertó de nuevo a los oficiales del ejército tanto de Geidam como de Damaturu. El ejército no llegó a Dapchi hasta poco después de que Boko Haram se marchara.
Los residentes de Dapchi y Gumsa dicen que un avión militar llegó aproximadamente una hora después de que Boko Haram dejara Dapchi.
Seis días después del secuestro, el 25 de febrero, se celebró en las oficinas del gobernador en la capital del estado, Damaturu, una reunión de seguridad a la que asistieron autoridades gubernamentales estatales y federales, jefes de seguridad, los oficiales del ejército que actuaban en la zona y representantes de la escuela y de los progenitores de las niñas. Las autoridades sabían que, al menos cuatro horas antes del ataque, el ejército había recibido notificación de que presuntos combatientes de Boko Haram se dirigían a Gumsa. Nadie parece haber preguntado por qué el ejército no respondió adecuadamente o por qué no había suficientes tropas.
El presidente Muhammadu Buhari posteriormente ordenó una investigación sobre la respuesta al secuestro.
“La inacción del gobierno en este incidente debe investigarse, y los resultados de esa investigación deben hacerse públicos; es absolutamente crucial que toda investigación se centre en las causas fundamentales”, ha manifestado Osai Ojigho.
“¿Por qué hubo tropas insuficientes? ¿Por qué se decidió retirar tropas? ¿Qué medidas ha tomado el gobierno para proteger las escuelas en el noreste de Nigeria? ¿Y qué procedimientos se supone que se están siguiendo en respuesta a un intento de secuestro?”
Las familias de las niñas secuestradas no han tenido información
Al secuestro le siguió la confusión. Inicialmente, las autoridades negaron que se hubiera secuestrado a niñas, y luego las autoridades del estado de Yobe dijeron que el ejército había rescatado a las niñas. Sin embargo, las niñas no regresaron a casa, y el 22 de febrero el gobierno estatal confirmó los secuestros.
Un padre contó a Amnistía Internacional: “Aquella noche oímos sus voces cuando se las llevaban, pero no pudimos hacer nada. Todo el mundo tenía miedo. Boko Haram no se quedó en la localidad más de una hora.”
Otro padre contó que a los familiares de las niñas no les dieron ninguna información hasta el día siguiente, y tuvieron que esperar ante la escuela para saber si sus niñas estaban a salvo.
“Muchos padres y madres confiaban en que sus hijas estuvieran dentro. Estuvimos allí desde la mañana hasta aproximadamente las cinco de la tarde, cuando dejaron salir a las estudiantes. Fue entonces cuando me di cuenta de que mi hija estaba entre las secuestradas”, dijo.
Otro padre cuya hija regresó, ha dicho: “Nadie dijo oficialmente a los padres que a sus hijas se las habían llevado. Aunque me alegró ver a mis hijas, me sentí mal por otros padres cuyas hijas no aparecieron”.
No se ha aprendido ninguna lección del secuestro de Chibok de 2014
La respuesta a este secuestro tiene escalofriantes semejanzas con el secuestro de 276 niñas de una escuela en Chibok, estado de Borno, en abril de 2014.
En aquella ocasión, el ejército también recibió el aviso con cuatro horas de antelación, pero no tomó las acciones inmediatas necesarias para impedirlo, y retiró a la mayoría del personal militar poco antes del secuestro.
De igual modo, el secuestro vino seguido de un clima de confusión y sospecha, que pareció ralentizar los esfuerzos de las autoridades nigerianas por encontrar y liberar a las niñas secuestradas.
Tras el secuestro de Chibok, el ejército inicialmente dijo que casi todas las niñas secuestradas habían sido rescatadas, pero después tuvo que retractarse de esa declaración.
Las autoridades, bajo el mandato del presidente Goodluck Jonathan, investigaron originalmente la responsabilidad de Boko Haram por los secuestros de Chibok, pero no hicieron público el informe de la investigación. En enero de 2016, el presidente Muhammadu Buhari ordenó que se llevara a cabo otra investigación sobre la respuesta del gobierno al secuestro de Chibok. El informe de esta investigación tampoco se hizo público.
“Lamentablemente, no parece haberse aprendido ninguna lección de los terribles sucesos que tuvieron lugar en Chibok hace cuatro años. Lo que sucedió en Dapchi es una copia casi exacta de lo que sucedió en Chibok, cuando las fuerzas de seguridad no respondieron a las advertencias, y ha tenido el mismo resultado para otros cientos de niñas y sus familias”, ha manifestado Osai Ojigho.
“Ahora, todas las autoridades deben trabajar juntas para garantizar que las niñas regresan a casa sanas y salvas y que esto no vuelve a suceder nunca más. Este secuestro es un crimen de guerra, y los responsables deben comparecer ante la justicia. Como primera medida, deben hacerse públicos los dos informes sobre los secuestros de Chibok.”
Amnistía Internacional pide a Boko Haram que ponga de inmediato en libertad a las niñas y a todas las demás personas que tiene cautivas.
Información complementaria
Un equipo de investigación de Amnistía Internacional visitó Dapchi y entrevistó a 23 personas, entre ellas niñas que escaparon, padres de niñas secuestradas, autoridades locales y testigos presenciales, para documentar este secuestro. También entrevistó a tres responsables de seguridad.
Las fuentes verificaron de forma independiente una lista de responsables de seguridad nigerianos que fueron alertados el 19 de febrero, antes del asalto contra el Colegio Gubernamental Femenino de Ciencias y Técnica Colegio y en su transcurso. Estas fuentes se han mantenido en el anonimato por su seguridad.
Las fuentes y los testigos presenciales de Dapchi confirmaron que aproximadamente 50 combatientes de Boko Haram llegaron a Dapchi en un convoy de nueve vehículos con inscripciones en árabe, siete camiones Landcruiser, un Hilux y un camión Canter.
Fuente: https://www.es.amnesty.org