La reciente administración del expresidente Donald Trump ha puesto un fuerte énfasis en la reducción de regulaciones, alegando que esta política ha ahorrado a las familias estadounidenses más de 180 mil millones de dólares desde su retorno al poder. Según las declaraciones de su equipo de comunicación, esto se traduce en aproximadamente 2,100 dólares ahorrados por cada familia de cuatro personas. Esta estrategia busca revertir lo que consideran una carga regulatoria impuesta por la administración de Joe Biden, que, según ellos, acumuló casi 2 billones de dólares en regulaciones durante sus cuatro años de gobierno.
Los analistas señalan que, conforme el gobierno de Biden implementó su agenda regulatoria, el costo promedio por familia ascendió a 21,090 dólares, lo que representa la mayor carga regulatoria en la historia del país. Un aspecto significativo de esta política fue la contribución de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), responsable de aproximadamente el 72% de esta carga, con un total cercano a 1.3 billones de dólares.
Trump ha propuesto un enfoque que incluye la creación de un presupuesto regulatorio de «uno dentro, diez fuera», donde por cada nueva regulación se deben eliminar diez existentes. A través de órdenes ejecutivas, ha detenido la creación de nuevas regulaciones y ha establecido un plan para aumentar la producción de energía nacional, facilitando el acceso a recursos energéticos y mejorando la infraestructura.
Entre las regulaciones más costosas promulgadas por la administración Biden se encuentran mandatos sobre emisiones de gases de efecto invernadero y normativas de eficiencia de combustible. Por ejemplo, la reducción de emisiones de vehículos livianos y medios está proyectada en 870 mil millones de dólares. Otras regulaciones, aunque menos costosas, también impactan a sectores cruciales como el transporte y la salud, contribuyendo al acumulado desmesurado que, según Trump, ha afectado el poder adquisitivo de las familias estadounidenses.
Además de los altos costos, la administración Biden también ha sido criticada por la implementación de regulaciones consideradas absurdas. Se citan ejemplos como requisitos específicos del Servicio Postal de EE. UU. sobre el envío de restos cremados, y una regulación de la Comisión Federal de Comercio que obliga a los fabricantes de amplificadores de audio a estandarizar las pruebas de potencia, lo que ha suscitado controversia en cuanto a la efectividad y necesidad de tales normativas.
En resumen, la narrativa del expresidente Trump y su equipo gira en torno a la lucha por deshacer los que consideran excesos regulatorios, mientras que desde la administración Biden se argumenta que estas normativas son necesarias para la protección del medio ambiente y la salud pública. La disputa sobre la regulación económica refleja tensiones más amplias en la política estadounidense, donde el equilibrio entre el crecimiento económico y la protección del bienestar social es un tema recurrente.
Fuente: WhiteHouse.gov
