Los jóvenes españoles se enfrentan un año más a la inestabilidad económica, laboral y sanitaria. Se acumula así a los ya 10 años acumulados en los que los jóvenes se enfrentan a una mala previsión de futuro en un país que ha avanzado a un ritmo sin precedentes dentro del marco europeo.
Los jóvenes españoles no pueden compararse a sus abuelos ni a sus padres. Son 3 generaciones muy diferentes que han tenido que salvar las dificultades propias de cada época, pero poniéndolas en perspectiva, las personas entre 20 y 29 años son las más afectadas respecto a la sociedad en la que viven.
El primer aspecto al que se enfrentan los jóvenes es al abandono escolar, aunque cada vez es menor y el acceso a la educación es mucho mejor que en las generaciones anteriores. Aún así un 20% de los menores de 18 años abandonan los estudios antes de llegar a unos estudios superiores, cifra que se ve aumentada en el caso de ser hijo de inmigrantes. Este es otro de los problemas que continúa afectando en gran medida a la juventud: se enfrentan a una desigualdad por raza, religión o país de nacimiento sin precedentes.
La sociedad ha comprobado como en los últimos años a raíz de sucesivas crisis económicas, se ha vuelto a traducir en un aumento del odio hacia personas inmigrantes o los hijos de estas familias. Motivos como el color de piel o la religión, son suficientes para encontrarse con problemas en los colegios, institutos e incluso en puestos laborales.
Pero el motivo que más preocupa a los jóvenes españoles es la precariedad laboral y por consiguiente la pobreza generada, que termina dando como resultado una tardía o casi imposible emancipación de los padres.
La generación nacida a partir de 1990 y que se encuentra en edad laboral, tiene muchos problemas a la hora de encontrar un trabajo estable y cuya cualificación académica esté acorde con sus funciones. La proliferación de los contratos de prácticas no remunerados o mal pagados son el comienzo durante la etapa estudiantil, que luego continúa con contratos temporales, salarios bajos y condiciones laborales en ocasiones abusivas. Son muchos jóvenes los que trabajan bajo condiciones precarias que se niegan a rechazar ese mismo trabajo por la incertidumbre de poder encontrar otro. Esto tiene consecuencias, la principal es el escaso porcentaje de jóvenes independientes, ya que con el sueldo medio de una persona no se puede llegar a mantener un alquiler y mucho menos pensar en una hipoteca. Otra consecuencia preocupante a nivel sociedad es el escaso futuro de las pensiones para los que ahora se encuentran trabajando y más inviable aún para los jóvenes que ahora deberían comenzar a trabajar. Algunas soluciones que se barajan desde el gobierno es retrasar la edad de jubilación o fomentar el nacimiento de niños. Pero esta última opción tampoco llega a ser viable ya que de nuevo entra en juego la falta de estabilidad económica de los jóvenes en edad de formar una unidad familiar con hijos.
Son numerosos los retos a los que se enfrentan las generaciones más jóvenes, y muchos más los que están por llegar como ha demostrado la pandemia de COVID-19. Por ello desde la Asamblea General de las Naciones Unidas se anima a los gobiernos de cada país a fomentar la inserción laboral joven, la apertura aún mayor de oportunidades y el progreso en medidas que favorezcan el crecimiento económico y social de las generaciones más jóvenes. A este mensaje se une red17.com, invitando a los jóvenes a participar en la toma de decisiones que afectan a su futuro.