La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta poderosa para combatir la violencia de género, según un estudio realizado por un equipo forense en L’Hospitalet de Llobregat. Durante ocho años, se recopilaron datos de 1,622 mujeres víctimas de violencia de género con el objetivo de investigar cómo la inteligencia artificial y la analítica avanzada pueden ser utilizadas en esta problemática.
El estudio se enfocó en tres áreas principales. En primer lugar, se creó un protocolo para recopilar información con criterios homogéneos, lo que permitió un análisis más preciso. En segundo lugar, se desarrolló una escala de gravedad de lesiones que facilita el diálogo entre forenses y jueces, evitando interpretaciones subjetivas. Por último, se construyó un modelo de inteligencia artificial que calcula la probabilidad de que una víctima sufra un nuevo episodio de violencia, conocido como revictimización.
Los resultados del estudio revelaron que en el 75% de los casos analizados existieron episodios previos de violencia, aunque la denuncia suele ser la primera. Las agresiones ocurren principalmente los fines de semana, entre las 22:00 y las 6:00 horas. El tipo de agresión más común es la contusión, afectando principalmente a las extremidades superiores y la cara.
El grupo de edad más afectado por la violencia de género son las mujeres entre 18 y 30 años, representando el 42% de la muestra. Además, se observó que los primeros años de relación son los más susceptibles a la violencia. El 9.6% de los casos son considerados como violencia grave, y un 10.9% de las víctimas sufren revictimización.
El estudio también reveló que las agresiones a víctimas que consumen sustancias como cocaína, heroína o hachís tienen una mayor probabilidad de revictimización y gravedad en comparación con aquellas que no tienen hábitos tóxicos.
En cuanto a los hijos, se observó que la gravedad y el índice de revictimización son mayores cuando no hay hijos en común o cuando los hay de otras relaciones. Además, las víctimas que no son propietarias de su vivienda también presentan una mayor gravedad en los casos de violencia.
Los autores del estudio concluyeron que este tipo de iniciativas proporcionan información valiosa sobre las circunstancias en las que ocurren las agresiones y los colectivos más vulnerables, lo que permite mejorar la administración de recursos y prevenir y mitigar el número de episodios.
Además, el análisis de los datos forenses permitirá mejorar la administración de recursos orientados a la prevención de la violencia de género. Conocer la relación entre la gravedad de la agresión y la repetición de las mismas, junto con las características socioeconómicas y culturales, permitirá diseñar medidas más eficaces y adaptadas a la diversidad de la población.
En conclusión, el uso de herramientas de inteligencia artificial y sistemas de clasificación en la lucha contra la violencia de género ofrece resultados prometedores para la prevención y atención de las víctimas. Es necesario continuar investigando en este campo para obtener resultados más amplios y desarrollar un protocolo común de registro de datos forenses que permita un mayor detalle del perfil de víctima y agresor, así como implementar medidas preventivas más efectivas.