Pedalear por caminos cargados de historia y salpicados de construcciones de diferentes épocas, es uno de los placeres que han tenido el gusto de disfrutar Carlos Rubio y Carolina Muñoz a lo largo de más de 20 años subidos a sus bicis y recorriendo distintos lugares. Esas rutas por Castilla-La Mancha y otras zonas ahora las comparten con todos nosotros a través de la creación de un canal en YouTube que han nombrado “La Historia en Bicicleta”.
Él, doctor en Geografía e Historia y licenciado en Historia del Arte, y ella, licenciada en Periodismo y periodista en ejercicio, quieren contribuir a que conozcamos el patrimonio cultural e histórico de nuestras comunidades autonónomas de una de las mejores maneras posibles, que no es otra que encima de un sillín.
Han preparado una ruta por el norte de Guadalajara, visita a dos iglesias románicas, un castillo y una laguna natural en el entorno de la Sierra de Pela. Los incomparables paisajes de la Sierra de Pela se deben a que estas montañas unen el Sistema Central y el Ibérico, con páramos por encima de los 1.500m. de altitud. A sus pies, la Laguna de Somolinos, abanico de colores, de fuerte contraste con la aridez de su entorno: un paisaje fósil de más de 250 millones de años.
Estos dos viajeros de las dos ruedas viven en Madrid y se mueven por las comunidades limítrofes, Castilla-La Mancha y Castillay León, principalmente. Cada ruta la planifican por carreteras de poco tráfico o caminos forestales buscando una historia, un lugar donde retrotraerse en el tiempo y admirar un castillo medieval, una iglesia románica, un puente romano o un palacio renacentista. A través de pequeñas pinceladas nos sitúan en la época y nos cuentan su historia, deteniéndose en los detalles y características de aquello que han encontrado a su paso durante el recorrido que han trazado.
Son rutas poco exigentes, de no demasiados kilómetros y desnivel, diseñadas para combinar deporte y cultura, cultivando el cuerpo y la mente como propugnaban nuestros antepasados “Mens sana in corpore sano”.
Los vídeos, de no más de media hora de duración, van acompañados de fragmentos musicales, delicadamente escogidos, para cada momento y lugar donde se encuentran. Todo ello hace que resulten muy atractivos, aunque el que lo vea no tenga ninguna intención de subirse a una bicicleta. Son, sencillamente, documentales hechos con mucho cariño hacia nuestra historia y cultura.