La hipertensión mal controlada provoca infartos e ictus según el profesor de cardiología, Manuel de la Peña

La hipertensión arterial es el factor de riesgo cardiovascular más común en personas mayores de 35 años, con más de mil millones de personas afectadas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión es la principal causa de muerte a nivel mundial. La falta de síntomas y conciencia sobre la enfermedad, sumado a la baja adherencia al tratamiento por parte de los pacientes, son dos de las principales causas detrás de la elevada prevalencia de hipertensión en la población.

El 50% de los hipertensos no recibe tratamiento, mientras que solo el 16% de los pacientes tienen control sobre la enfermedad. La hipertensión mal controlada puede provocar complicaciones graves, como infartos e ictus. Existen terapias combinadas en forma de píldoras que contienen más de un principio activo, cuya eficacia ha demostrado ser buena. Sin embargo, es necesario ajustar la estrategia de tratamiento para reducir las cifras de presión arterial a niveles óptimos inferiores a 130/80 mmHg.

La edad también influye en el desarrollo de hipertensión, ya que el número de fibras de colágeno en las paredes arteriales aumenta con el paso del tiempo. Esto hace que los vasos sanguíneos se vuelvan más rígidos, reduciendo la elasticidad y generando más resistencia al flujo sanguíneo, lo que resulta en un aumento de la presión arterial. La hipertensión es un trastorno con una gran base genética, habiéndose identificado más de 50 genes que podrían estar involucrados.

Cambiar el estilo de vida es una de las formas de reducir la presión arterial. Algunas acciones que pueden ser útiles incluyen la pérdida de peso, la reducción del consumo de sal (especialmente en pacientes sal-sensibles, que representan el 70% de los hipertensos), seguir una dieta cardiosaludable, evitar el tabaco y el alcohol, y realizar actividad física.

En cuanto a las crisis hipertensivas, que se caracterizan por valores de 180/110 mmHg, pueden provocar daños cerebrales, cardíacos o microvasculares. Los pacientes con episodios de crisis tienen un riesgo superior al 50% en comparación con pacientes con hipertensión controlada.

En cuanto a las terapias innovadoras para personas con hipertensión refractaria, la denervación renal es una opción prometedora. Este procedimiento de ablación se realiza por cateterismo vía femoral y tiene como objetivo interrumpir las fibras nerviosas que rodean la arteria renal. La denervación renal se ha mostrado efectiva y es una buena opción para pacientes con mala adherencia a los tratamientos o con alto riesgo cardiovascular.

El Dr. Manuel de la Peña, presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social y profesor de cardiología, enfatiza la importancia de concienciar a los ciudadanos sobre la hipertensión, que es asintomática en muchos casos. Además, destaca la necesidad de adaptar la estrategia de tratamiento para conseguir cifras óptimas de presión arterial. El Dr. De la Peña es autor de varias publicaciones sobre temas de salud, incluyendo el libro «Tratado del Corazón».

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