El Museo Elisa Cendrero de Ciudad Real acoge desde hoy y hasta el 29 de marzo la exposición “Fragmento de la memoria” del pintor daimieleño Enrique García-Velasco. Se trata de una muestra de distintos bodegones en los que según su autor “son formas y luces que el tiempo consume y que ahora retornan para el espectador que se acerca a admirarlas. Una reflexión, una metáfora de la vida y sobre el tiempo”. El pintor ha querido reflejar imágenes cotidianas como hilos, clavos, cuerdas o alambres “huellas dejadas atrás, que cosen con agujas imaginarias los retales de la vida con las que se intenta remendar los desgarros de la vida”.
El Museo Elisa Cendrero de Ciudad Real acoge desde hoy y hasta el 29 de marzo la exposición “Fragmento de la memoria” del pintor daimieleño Enrique García-Velasco. Se trata de una muestra de distintos bodegones en los que según su autor “son formas y luces que el tiempo consume y que ahora retornan para el espectador que se acerca a admirarlas. Una reflexión, una metáfora de la vida y sobre el tiempo”. El pintor ha querido reflejar imágenes cotidianas como hilos, clavos, cuerdas o alambres “huellas dejadas atrás, que cosen con agujas imaginarias los retales de la vida con las que se intenta remendar los desgarros de la vida”.
El concejal de Cultura, Nacho Sánchez, que ha estado acompañado en la inauguración del director de Museos, Archivo y Patrimonio Municipales, Francisco Javier López, mostraba su satisfacción porque tan solo en dos días se han inaugurado tres exposiciones diferentes en Ciudad Real, porque “los museos son algo vivo, que se van renovando con las exposiciones temporales”. Destacaba la gran belleza de esta muestra “tan interesante” en la que se pueden reconocer bodegones muy contemporáneos y a través de ellos el espectador puede “reflexionar sobre la vida”.
García-Velasco, que expone su obra por segunda vez en Ciudad Real, consigue utilizar pequeños detalles, como el dibujo de su nieta durante la pandemia, en la obra “Anaquel azul”, para conseguir que un momento efímero permanezca más tiempo. También ha querido el autor reinterpretar algunas obras, como la de Juan Sánchez Cotán “en la que las latas de una bebida refrescante pasan a ocupar el puesto original de unas manzanas, o los pájaros son sustituidos por pajaritas” en un claro homenaje a la pintura del siglo XVII, de la que el autor es un gran admirador.
En definitiva, se trata de contemplar el tiempo como si “aparecieran capas de colores en una pared que va a pintarse” como testimonio de momentos pasados fugaces y eternos a la vez. Entre las obras encontramos lienzos como “Véspero”, ”Chincheta”, ”Desde la celda” o “Después de la Parca”.