European Bioplastics (EUBP) ha manifestado su satisfacción ante la reciente incorporación de productos biodegradables para el suelo, como los plásticos de acolchado, agentes de recubrimiento y polímeros de retención de agua, en el Reglamento (UE) 1009/2019. Este reglamento establece directrices para la comercialización de productos fertilizantes en la Unión Europea, y ahora reconoce oficialmente a los plásticos de acolchado biodegradables como enmiendas del suelo. Esta medida refleja un compromiso con la salud ambiental, asegurando que estos productos cumplen con rigurosos criterios de biodegradabilidad científica y normativos para demostrar su seguridad ecológica.
A partir de octubre de 2024, los plásticos de acolchado biodegradables podrán ostentar el marcado CE, indicando que han superado las exigencias de seguridad, salud y protección ambiental necesarias para su distribución libre en el Espacio Económico Europeo. Los agentes de recubrimiento y polímeros de retención de agua seguirán el mismo camino a partir de octubre de 2028. Este avance, según Hasso von Pogrell, director general de EUBP, facilitará nuevas inversiones e innovación, impulsando una bioeconomía circular.
Los plásticos de acolchado biodegradables ya han demostrado su eficacia en campos agrícolas durante más de dos décadas, comparándose favorablemente con sus homólogos no biodegradables. Ofrecen ventajas como el aumento del rendimiento y la calidad de los cultivos, control de malas hierbas y regulación de la temperatura y humedad del suelo. Además, se presentan como una solución efectiva en situaciones donde el reciclaje de plásticos convencionales no es viable. Este tipo de plástico puede evitar la pérdida del suelo superficial y la acumulación de microplásticos persistentes.
Está diseñada para descomponerse directamente en el suelo sin necesidad de ser recolectada o reciclada, contribuyendo así a un modelo agrícola más sostenible y mitigando el problema de los microplásticos. La inclusión de estos innovadores productos en el reglamento representa un avance hacia prácticas agrícolas más ecológicas y sostenibles, en consonancia con los objetivos de desarrollar una bioeconomía más circular y limpia.
