El aumento del precio de los alquileres y la reducción de la oferta en un 35% son los principales síntomas de que la demanda supera la oferta y los inquilinos tienen menos capacidad de negociación al rentar una vivienda. Esto también facilita las prácticas abusivas de algunos caseros, por lo que los expertos recomiendan revisar con cuidado el contrato antes de alquilar. Con la aprobación de la nueva Ley de Vivienda, se prohibirán los acuerdos contrarios a la norma y se eliminarán las cláusulas preexistentes. Uno de los principales problemas de los inquilinos es la rescisión del contrato cuando el propietario quiere recuperar la vivienda para vivir él o sus familiares. En estos casos, si la vivienda no se ocupa en tres meses, el inquilino puede regresar bajo las mismas condiciones y con una indemnización por los gastos de mudanza o una mensualidad por cada año que quedara de contrato. La duración del alquiler nunca puede ser inferior a cinco años, aunque el contrato diga lo contrario.