La baja visión, un problema de salud visual en auge
La baja visión es un problema de salud visual que produce una reducción significativa de la visión, que no mejora con gafas, lentes de contacto y tratamientos médicos quirúrgicos. Este problema de salud resulta en una discapacidad visual para la realización de algunas tareas de la vida cotidiana, y afecta cada vez a más personas, sobre todo en personas de edad avanzada.
Aunque no existen datos actualizados de prevalencia, se estima que en España hay alrededor de 980,000 personas con discapacidad visual mayores de seis años de edad, y de esas, 60,000 son ciegas y 920,000 tienen baja visión. Según los expertos reunidos en el congreso OPTOM Meeting Toledo, estas cifras podrían aumentar exponencialmente debido al envejecimiento poblacional.
Las principales causas de baja visión son enfermedades oculares degenerativas, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma, pero también pueden estar detrás distintas condiciones genéticas y/o congénitas, y los accidentes cerebrovasculares.
Para abordar correctamente la baja visión, es fundamental acceder a una atención ocular de calidad, a ayudas técnicas y a servicios de rehabilitación, todo lo cual puede resultar en una mejora significativa de la calidad de vida de los pacientes afectados. En este sentido, el papel del óptico-optometrista resulta fundamental, ya que, aunque no realiza el diagnóstico, sí puede detectar una discapacidad visual y remitir al paciente a los servicios de oftalmología para el diagnóstico y tratamiento médico o quirúrgico correspondiente.
En el contexto de una sociedad cada vez más longeva, el abordaje de la baja visión adquiere una importancia cada vez mayor, y el papel del óptico-optometrista esencial para garantizar una adecuada atención ocular y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados.