En el último año, el sector empresarial ha evidenciado un notable aumento en sus inversiones en sostenibilidad, tal como lo reflejan los recientes datos del Sustainability Report 2024 de Deloitte. Este informe muestra que el 85% de las organizaciones han incrementado sus recursos dedicados a prácticas sostenibles, significando un crecimiento significativo respecto al 75% registrado en el 2023. Este cambio de paradigma no es únicamente una respuesta al desafío del cambio climático, sino una estrategia para potenciar el valor que estas prácticas aportan al negocio, impactando positivamente en la eficiencia y resiliencia de las operaciones.
La adopción de los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) se vuelve esencial para las empresas que buscan no solo sobrevivir, sino prosperar en un mercado cada vez más exigente y consciente. La Fundación COPADE juega un papel crucial en este contexto al proporcionar las herramientas y el conocimiento necesarios para que las empresas puedan identificar riesgos y oportunidades, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Dentro de estos recursos, destaca la certificación de «Huella ASG de Desempeño Sostenible», que evalúa el impacto organizacional en diversas áreas clave como el medioambiente, la gobernanza y la cadena de suministro, promoviendo un progreso continuo.
Para las organizaciones, adoptar estos criterios aporta ventajas significativas. En primer lugar, prácticas sostenibles contribuyen a la reducción de costes, abren nuevos mercados y minimizan riesgos, incrementando el atractivo para inversores que buscan empresas sostenibles. Asimismo, se fortalece la reputación de la marca y se mejora la retención de talento, factores clave para mantener una ventaja competitiva en el futuro. Finalmente, el compromiso con los criterios ASG eleva el posicionamiento en el mercado, captando la preferencia de consumidores que valoran compartir los mismos principios de sostenibilidad y están dispuestos a pagar más por productos que coinciden con sus valores.
Con la mirada en el futuro, tanto pequeñas como grandes empresas deben considerar la integración de los criterios ASG como una estrategia imprescindible para asegurar su viabilidad y relevancia. Este enfoque no solo mejora su imagen ante el público e inversores, sino que también se traduce en beneficios económicos y operativos, asegurando su competitividad en un entorno cada vez más orientado hacia la sostenibilidad.