En un contexto donde la seguridad nacional de Estados Unidos se encuentra bajo creciente escrutinio, la administración ha dado un paso decisivo hacia el fortalecimiento de su infraestructura energética mediante la adopción y expansión de tecnologías avanzadas de reactores nucleares. Esta iniciativa, anunciada en una Orden Ejecutiva, busca garantizar un suministro de energía resiliente y seguro para instalaciones de defensa críticas, en un momento en que amenazas externas y fallos de la red eléctrica pueden comprometer operaciones esenciales.
La necesidad surgió, según se señala en laOrden, por la creciente dependencia de la infraestructura de computación avanzada y capacidades de inteligencia artificial, que demandan fuentes de energía fiables y de alta densidad. Los reactores nucleares avanzados, como los reactores de pequeña escala y microreactores, representan una solución viable, pero su desarrollo no ha avanzado al ritmo necesario; Estados Unidos se enfrenta a la desventaja de que adversarios extranjeros han comenzado a desplegar estas tecnologías de manera más rápida.
La política delineada en la orden establece un enfoque claro: priorizar el desarrollo y despliegue de tecnologías nucleares avanzadas para apoyar objetivos de seguridad nacional. Se busca alinear incentivos para el sector privado, fomentar la inversión en el ámbito nuclear y coordinar esfuerzos regulatorios entre el Departamento de Defensa y el Departamento de Energía.
Entre las acciones más relevantes, se establece que para septiembre de 2028, el Secretario de Defensa deberá iniciar operaciones de un reactor nuclear en una base militar nacional, un paso que podría transformar el panorama energético de las fuerzas armadas. Además, esta medida incluye la designación de centros de datos que operen en coordinación con el Departamento de Energía como instalaciones críticas, lo que ampliaría el uso de energía nuclear en aplicaciones de seguridad nacional.
El documento también aborda la necesidad de identificar, en un plazo de 90 días, materiales útiles dentro de las reservas de uranio y plutonio que podrían ser reciclados para la producción de combustible nuclear. Se prevé que se liberen 20 toneladas métricas de uranio de alta ley para proyectos del sector privado que participen en el desarrollo de infraestructura crítica de inteligencia artificial, lo que plantea un impulso a la creación de cadenas de suministro de combustible domésticas y una reducción de la dependencia de fuentes extranjeras.
A través de un enfoque coordinado interinstitucional que involucra al Departamento de Defensa y al Departamento de Energía, la orden busca acelerar el proceso de aprobar y autorizar tecnologías de reciclaje de combustible nuclear, creando un marco que mitigue las barreras administrativas actuales.
No solo se trata de maximizar la capacidad de Estados Unidos para desarrollar y utilizar energía nuclear de manera efectiva, sino que también se dirige a promover la exportación de estas tecnologías a aliados y socios comerciales. Se plantea un objetivo de al menos 20 nuevos acuerdos con otros países, lo que permitiría a la industria nuclear estadounidense competir en nuevos mercados internacionales.
En un momento en que la seguridad energética se convierte en un aspecto crucial de la estrategia de defensa nacional, esta orden subraya la intención de Estados Unidos de no solo mantener su superioridad tecnológica, sino de liderar un cambio hacia una nueva era de energía nuclear que priorice la resiliencia y la seguridad. La implementación de estas políticas implicará la creación de un entorno que apoye el crecimiento y la innovación dentro del sector, estableciendo a Estados Unidos como un socio esencial en el ámbito energético global.
Fuente: WhiteHouse.gov