El gobierno de Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos para combatir el creciente flujo de drogas ilegales que atraviesan su frontera norte. En un contexto de crisis de salud pública y creciente preocupación por la seguridad, el presidente ha declarado una emergencia nacional y anunciado la imposición de aranceles sobre productos provenientes de Canadá.
La medida se basa en la creciente evidencia de que grupos delictivos organizados, incluidos cárteles mexicanos, están aprovechando la frontera con Canadá para introducir sustancias como el fentanilo, un potente opioide que ha contribuido a una epidemia de adicción y muertes en el país. Según se ha informado, el fentanilo que atraviesa la frontera norte podría ser suficiente para causar la muerte a más de 9 millones de estadounidenses, subrayando así la urgencia de la situación.
En su declaración, el presidente destacó que los desafíos en la frontera norte han estado históricamente opacados por las preocupaciones más visibles en el sur. Sin embargo, el uso de laboratorios de síntesis de fentanilo en Canadá y la falta de colaboración efectiva de las autoridades canadienses han agravado esta crisis. Esto ha llevado al mandatario a expandir el alcance de una emergencia ya declarada, relacionada inicialmente con la frontera sur, para incluir también la amenaza planteada por el tráfico de drogas desde el norte.
Los nuevos aranceles, que se fijan en un 25% sobre los artículos canadienses no energéticos y un 10% en productos energéticos, entrarán en vigor el 4 de febrero de 2025. Este incremento de tarifas se justifica como una medida necesaria para abordar lo que el presidente ha calificado como un «riesgo extraordinario» para la seguridad nacional y la salud pública.
Además, la administración está preparada para intensificar estas medidas si Canadá no toma pasos significativos para interceptar el tráfico de drogas y los grupos delictivos que operan en su territorio. El presidente ha afirmado que su prioridad es proteger a los ciudadanos estadounidenses y defender la soberanía del país.
La respuesta a esta crisis no solo involucra medidas comerciales, sino también un llamado a la colaboración entre Estados Unidos y Canadá, donde se espera que las autoridades canadienses mejoren su cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Los funcionarios de seguridad nacional de Estados Unidos se mantendrán en contacto con sus contrapartes canadienses para evaluar la eficacia de las acciones implementadas y determinar la necesidad de ajustar los aranceles en función de la cooperación recibida.
Con esta declaración y las nuevas políticas comerciales, la administración busca hacer frente a un problema que ha desgastado a comunidades en todo el país y que se considera una de las principales amenazas a la salud pública en Estados Unidos.
Fuente: WhiteHouse.gov