La contaminación del aire se ha establecido como una de las principales amenazas para la salud a nivel global, afectando profundamente los pulmones y el sistema respiratorio. En entornos urbanos e industriales, esta contaminación está relacionada con un aumento de enfermedades como el asma, la bronquitis crónica, el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Además, el cambio climático está modificando la estacionalidad de los virus respiratorios, complicando aún más la situación.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 7 millones de personas mueren de manera prematura cada año debido a la contaminación del aire. La exposición a partículas finas (PM2.5) y al dióxido de nitrógeno (NO2), provenientes de fuentes como el tráfico y la industria, está estrechamente relacionada con un incremento en el riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares. Además, el cambio climático está provocando cambios en los ciclos estacionales, afectando directamente la propagación de virus respiratorios. Durante meses típicamente fríos como enero y febrero, zonas de España experimentan temperaturas inusualmente cálidas, lo que puede aumentar la incidencia de infecciones por virus respiratorio sincitial (VRS) y otras enfermedades respiratorias.
Los fenómenos meteorológicos, tales como lluvias intensas o vientos fuertes, también desempeñan un rol importante al movilizar partículas de polvo y otros contaminantes que incrementan la exposición a agentes irritantes, agravando las afecciones respiratorias.
La Dra. Daniela Silva, experta en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España, destaca que la contaminación del aire no solo incrementa los riesgos de enfermedades respiratorias, sino que debilita el sistema inmunológico. La exposición prolongada a contaminantes debilita la capacidad para combatir infecciones, deteriorando la función de las células inmunitarias y comprometiendo la barrera epitelial del sistema respiratorio. Especialmente en individuos con afecciones preexistentes, esto los hace más vulnerables a infecciones graves. Concienciar acerca de estos riesgos y actuar para reducir la exposición es fundamental para mantener la salud pulmonar.
Cigna Healthcare propone varias acciones para mitigar los efectos del cambio climático en la salud respiratoria. El primer paso es optar por transporte sostenible en áreas urbanas, reduciendo el uso de automóviles para minimizar la emisión de contaminantes. El uso de bicis, vehículos eléctricos o el transporte público disminuye la exposición personal a la contaminación y promueve un estilo de vida más saludable.
Asimismo, es importante minimizar la exposición en días de alta contaminación, limitando las actividades al aire libre y priorizando las actividades en interiores. El uso de mascarillas especializadas y mantenerse informado sobre la calidad del aire ayudan a reducir riesgos. También es esencial mantener el aire limpio en interiores mediante purificadores con filtros HEPA y ventilar en momentos de menor polución.
Finalmente, se recomienda cultivar y buscar espacios verdes, dado que las plantas actúan como filtros naturales del aire, y consumir alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras frescas, para proteger las células pulmonares del daño oxidativo. Estas acciones son especialmente beneficiosas para personas con enfermedades respiratorias crónicas, mejorando su defensa ante contaminantes y reforzando su sistema inmune.